❦︎ ᴇᴘɪʟᴏɢᴏ ❦︎

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Aquellos que vivieron.

Casey Everson no despertó sino hasta que todo se hubo calmado, cuarenta y ocho horas después. Había forzado su cuerpo y su poder al punto del colapso. Cuando los médicos la asistieron todavía la recorrían temblores nerviosos y sus manos parecían cubiertas de una especie de polen verde residual. La internaron en el hospital, igual que a muchos otros heridos. A la madre de Alexei también la habían ingresado, más no sobrevivió a la operación y murió antes de que su hija pudiese verla. Patrick Bostwick no volvió a despertar, pero no murió del todo, quedó internado en una habitación de hospital, ni muerto ni vivo.

Pero más allá de los heridos del Gran Salón quedaron algunos otros en el Centro de Seguridad que también había sido tomado por los traidores a quienes más tarde dejaría de llamárseles así. Entre ellos Christopher Weiss, el padre de Ashton, quien, aunque estuvo increíblemente grave, pudo regresar a casa tres semanas más tarde, apoyado en el hombro de su hijo. Por unos días los medios estuvieron repletos de noticias sobre aquella noche, entrevistas, reportajes y recuentos, así como reproduciendo de nuevo el material que había quitado la venda de sus ojos.

Cuando ella finalmente volvió a abrir los ojos estuvo una semana más en el hospital, ajena a la locura en que se había convertido la Comunidad. Solo iban a verla sus padres y ellos apenas le contaban algo del mundo exterior. No supo que Olivia Moore tomó el mando por ese lapsus de tiempo, hasta que el consejo decidió llamar a elecciones y nuevos miembros formaron a Los Doce, más jóvenes, más atrevidos, más dispuestos a reformar lo que había quedado de aquel mundo. Se prosiguió a elegir un nuevo jefe, porque Olivia no quería mandar, ella prefirió retirarse pronto a las sombras después de equilibrar todo lo que podía el campo minado en que se había convertido el Zodiaco.

A Leandro lo devolvieron al mundo humano, consiguieron hacer que su muerte pareciera un atraco en la calle. Lo habían enterrado sus padres y ella ni siquiera había ido a su funeral, un funeral donde todos lloraron a un héroe sin saberlo. Casey regresó a casa y se quedó en cama, apenas comiendo y sin querer salir por varios días. Lloraba largos ratos, pensando en él, pensando en cuán inocente era, pensando en que era su culpa. Todo era su culpa.

El Centro de Planificación Familiar eliminó todo protocolo relacionado a la formación de signos, dejaron de poner las vacunas que inhibían los procesos de Ovulación. Un mes después subió al nivel de Jefe de la Comunidad Cesare Dante y fue desde que lo vio en televisión por primera vez: limpio y con traje, que Casey se dio cuenta de que no podía seguir eternamente en cama sin hacer nada. Ella había quitado la venda de todos los ojos, no podía simplemente quitarse del camino ahora.

Cuando finalmente salió de casa se encontró que su mundo había cambiado mucho en teoría, pero seguía siendo el mismo. Las escuelas habían vuelto a funcionar, las universidades también, las personas seguían yendo a trabajar. Se habían reabierto los limbos, incluso se sumaron un par más de los que antes existían. Cesare planeaba regresar a los Signos al mundo humano, poco a poco, presentárselos al mundo, buscando primero relaciones diplomáticas con los gobiernos y posteriormente planeando integrarse como una sociedad más. Había salido de su retiro por pedido de Alicia, quien creía que él tenía la mano firme y el espíritu correcto para guiarlos, principalmente porque Cesare no quería poder, justo por eso sería capaz de manejarlo, mucho mejor de lo que Daniel había podido.

A Alicia la habían trasladado también hacia la ciudad, con el trabajo y esfuerzo de muchos Capricornio, entre ellos la propia Casey. Dos meses después había hundido sus raíces en la Plaza Principal, convirtiéndose en una atracción cambiante para los niños. La sepultura de Darío terminó por trasladarse a la ciudad, al cementerio donde mismo habían enterrado a Daniel y a Gabriel. Y un par de meses después a Olivia, que terminó por suicidarse, presa de un arrebato nervioso.

Casey no volvió a la escuela, ninguno de ellos lo hizo, pero todos se graduaron con excelentes calificaciones. Ninguno de ellos tenía ánimos para vacaciones de veranos, menos que ninguno Casey, pero Adalyn les obligó y compró boletos para llevarlos lejos, a una playa de arenas blancas y un hotel humano donde nada les recordara los últimos meses. Allí fueron sencillamente un grupo de amigos pasando unas semanas en la playa, se olvidaron del Zodiaco y se olvidaron de todo.

Mas, tarde o temprano, tuvieron que volver y retomar sus vidas en el punto en que las habían dejado.

Adalyn finalmente estudió medicina, no en el Zodiaco, no, sino en el mundo humano, como parte del programa de integración que Cesare había comenzado. Marshall y ella comenzaron a salir tan pronto las aguas se calmaron, cosa que no fue una sorpresa para nadie, sino finalmente un alivio: lo habían estado esperando por años. Él desistió de unirse a los Signos de Seguridad, estudió para convertirse en Profesor de Historia.

Joshua se apresuró a enlistarse en Física y nadie se sorprendió cuando un año después consiguiera una beca en Oxford. Ashton y él continuaron su relación a distancia, casi rompiendo más de una vez, hasta que finalmente estuvo graduado. Alexei, para sorpresa de varios, se mudó con su padre al mundo humano después de que la casa de sus abuelos la convirtieran en un limbo, de modo que podía volver cada vez que gustaba; y comenzó a escribir cuentos infantiles, cuentos sobre mundos escondidos, sobre realidades paralelas, sobre chicas con el cabello lleno de flores.

Casey y Ashton se tomaron un año sabático, tuvieron un poco más difícil elegir que harían finalmente con su vida. Ashton quería viajar, ver el mundo, y ella quería acompañarlo, ver todo lo que le había prometido a Leandro que verían. Durante un año dieron tumbos por aquí y por allá, usando los limbos para viajar del sur de Chile hasta China y luego a California no sin escala en Atenas, y así hasta conseguir fotografías suficientes para cubrir toda su habitación.

Cuando el año sabático termino Alexei le había propuesto a Casey vivir juntos y ella lo retrasó hasta cuando tres meses después había comenzado finalmente a estudiar en la universidad, la carrera que había decidido en diciembre. Ashton había comenzado a dibujar cada vez más en sus viajes y terminó por entrar en la escuela de arte, ignorando completamente las recomendaciones de su video de orientación.

Nadie más obtuvo un video de orientación, porque cada vez fue más difícil definir los signos. Los poderes se mezclaron y las líneas entre una casa y otra se hizo cada vez más difusa generación tras generación. Como debió ser siempre.

Dos años después Casey finalmente tomó el valor, principalmente incitada por Alexei, para visitar la tumba de Leandro. Fue sola, con un ramo de flores que ella misma había hecho crecer y lo puso sobre la lápida con su nombre. Por un rato solo fue capaz de verlo en silencio, reviviendo los últimos instantes que había tenido por él. Sus ojos se humedecieron y se sentó al pie de la tumba, con las piernas dobladas bajo ella y las manos apoyadas en las rodillas.

—Gracias –murmuró hacia la lápida, poniendo una mano en la yerba que cubría su tumba y haciéndola florecer—. Gracias por salvarnos, a todos.

Y así se quedó un buen rato hasta que finalmente tuvo que volver a casa.









Fin.

Hijos de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora