❦︎ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 24 ❦︎

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24. Verdades a medias

Enero 2018

—Es una locura, ni hablar, no hay forma de que vayas.

—Mamá, no estoy pidiendo permiso –respondió Casey, sentada en el asiento frente a su madre, los codos apoyados en la mesa y observando a sus padres con seriedad. La carta de Los Doce yacía entre ellos, abierta y leída varias veces—. Estoy diciéndoles que voy.

—¡Es una locura! –exclamó Lena—. ¡¿Te das cuenta de lo que pasará si vas?!

—Sí.

—No, apuesto que no lo haces, Casey –contradijo su madre, inclinándose adelante y tomando sus manos por encima de la mesa—. Cariño, quieren que te enfrentes a hombres que han pasado sus defensas y no han podido detener aún.

—No, mamá, quieren que proteja «Las Doce Piedras». 

—Casey, por favor…

—Lena –intervino entonces Theo.

Él había estado callado hasta ese preciso instante, sentado y observando a las dos mujeres. Ahora ambas se voltearon hacia él, Casey con el ceño ligeramente fruncido y su madre con expresión triste. El señor Everson suspiró y se apoyó en ambos codos sobre la mesa, pasándose las manos por el pelo.

—No tiene ninguna lógica, pero hay una línea común en sus movimientos –dijo—, ellos no quieren hacer daño directamente. Así que, no sabemos si atacarán a los muchachos. Además, sería más peligroso que no estuviera preparada, al menos el consejo está haciéndose responsable y dándole un entrenamiento.

—¡Ah, Theo no seas tonto! ¡Por supuesto que quieren hacernos daño! ¡Esos hombres ya han dejado dos heridos!

—Heridos a los que podrían haber asesinado –dijo él.

Casey miró a su padre con atención. Si en algo era bueno su padre, además de en la cocina, era analizando las cosas a la luz de la pura lógica. Theodore Everson tenía un gran poder para sacar las conclusiones correctas tras analizar fríamente los hechos y siempre los analizaba fríamente. Casey podría aprender algo de él, pero mientras tanto escucharlo y asimilar sus palabras era lo mejor que podía hacer.

—Eso no quiere decir nada, podrían haberlos matado.

—Ni siquiera los hirieron de gravedad, porque ellos solo quieren las piedras. 

—¿Y por qué quieren las piedras si no es para hacernos daño?

Casey miró de uno al otro. Todo lo que les había contado era lo que decía la carta, ni una palabra más ni una palabra menos. Quizás debió contarles que ella sabía más, que tenía la certeza de quién había sido el autor de estos ataques, del primero en la escuela, del segundo que terminó con Olivia Moore herida y los medios habían silenciado y del tercero hace apenas unos días. Tal vez debió mencionar a Gabriel Guillory, pero no lo hizo. Todavía no estaba segura de por qué, pero había algo que no le terminaba de encajar con ese hombre.

—Las piedras no nos hacen daño, potencian ligeramente nuestras habilidades si nos exponemos a la piedra correcta –dijo Theo—. Aunque eso es solo una teoría, se supone que es más efectivo mientras más cercano sea el año a ellas. Por eso se supone que el Año del Dragón es el de los guardianes, son los más cercanos, sus habilidades serían las más potenciadas con las piedras. En teoría.

—Son solo teorías, no sabes si podrían revertirlas o algo para dañarnos.

—No pueden usar nuestro poder contra nosotros, no como lo estás pensando, Lena –dijo él, resoplando—. Está probado que no son dañinas.

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