iii. doubts

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1975 ― Cuarto Curso


Selene tenía dos mejores amigas en el colegio, y esas eran Vanya Spicer y Lily Evans. Ninguna tenía mucho en común con las otras, pero a diferencia de otras personas a ellas eso les funcionaba tan bien como para mantener una amistad estable por unos cuantos años. Les gustaban cosas distintas, pensaban distinto, actuaban distinto y lo único que realmente compartían era que las tres eran tan tercas como una puerta, pero el cariño y apoyo siempre había sido el mismo.

— El año próximo tomaré Estudios Muggles — les anunció, sentadas en el césped del patio. Esa era una de las pocas veces que la pelirroja había aceptado estar en otro lugar que no sea la biblioteca o la Sala Común de Gryffindor, las dos restantes estaban hartas de colarse a un lugar donde no pertenecían y recibir las miradas poco amigables de los alumnos de Gryffindor —. Me gusta, o algo así, nunca he estado en una clase. Me colaré en una, eso seguro. Tal vez podría dedicarme a algo relacionado con los muggles, ¿no sería interesante?

— Eso es solo porque te da miedo seguir con tus pinturas. Ya te lo hemos dicho miles de veces, Sel, eres muy buena. — y ella sabía que era buena, pintar era una de las cosas que más amaba en la vida.

El problema era que, irónicamente, los artistas no podían vivir de su arte. Incluso si siguiera practicando por el resto de sus días en la tierra, ninguna de sus creaciones le traería un plato de comida a la mesa o le pagaría las cuentas.

Vanya hizo una pirueta en el suelo, y Lily le aplaudió con una sonrisa resplandeciente. Lily Evans era lo que muchos llamarían una rata de biblioteca, y pasaba la mayor parte del tiempo centrada en otras cosas y con el ceño fruncido, pero se mostraba más relajada con sus amigas para que así ellas no la regañen por llevar tanta carga académica innecesaria. Además de estudiar bastante, solía adelantarse con la materia y asistir tutorías de Pociones junto a su amigo de infancia, Severus Snape.

— ¿Cómo demonios haces eso? — preguntó, aun sabiendo que Vanya había pasado unos años haciendo gimnasia artística en su escuela, y por ello tenía una habilidades que Selene apenas podía comprender. La morena se levantó con decisión — ¡Ni siquiera puedo tocar mis pies!

— Eres tan flexible como una tortuga.

— Eso no tiene sentido.

— Hay tortugas con caparazón flexible, no las ofendas de esa manera — dijo Lily entre carcajadas.

Copió los movimientos de la rubia lo mejor que pudo, pero de igual forma falló miserablemente. Cuando ya iba por su tercer intento, pues se había convencido de que lo lograría en algún momento para cerrarles la boca a sus amigas, alguien recorrió su pierna desnuda con la mano, tan rápido como para parecer un accidente, pero esa palabra no entraba en el vocabulario del joven y apuesto Antonin.

— Buen día, Black. — se sintió asqueada ante el tacto del Slytherin, quien nunca se cansaba de incomodarla con sus peligrosos acercamientos. La última vez, cuando intentó tomar su mano, la morena estuvo a punto de golpearle, pero este corrió riendo a carcajadas, ella no veía la broma pues ya le había rechazado montones de veces en años anteriores, pero el solo no estaba dispuesto a parar. Llegó a tal punto que los alumnos rumoreaban que los dos mantenían una relación secreta puesto a que la familia del chico no entraba en "Los Sagrados Veintiocho". Era ridículo pensar siquiera que a Selene le atraería alguien como él, alguien que despreciaba a gente que no conocía de nada, por no mencionar que estaba interesado en la magia oscura.

𝚂𝙲𝙰𝚁𝚂 ― james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora