xxvii. the first meeting

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1976 ― Sexto Curso


Selene y James habían pasado una semana ajetreada escondiéndose en el baño de las chicas del segundo piso, les habían hecho saber que dos chicos de séptimo año los buscaban y en ese punto de sus vidas nada parecía alterarlos más que eso, pero ambos sabían que eso no era la verdad, habían pasado situaciones mucho peores y en realidad lo que más los hacía temblar en ese momento eran sus sentimientos por el otro. Desde esa perspectiva y considerando el intenso momento que habían compartido en los terrenos del colegio, las cosas eran extrañas entre ellos. No estaban incómodos, pero recordar la audacia que habían tenido solo unos días atrás los hacía despegar la mirada de cualquier cosa que los relacionara, como si quisieran dar otro mensaje para cortar todo desde la raíz, pero tampoco podían evitar devolver sus ojos por solo unos segundos, mostrando que aún les importaba. Pensaron que una buena idea sería estudiar, de todas formas estaban en su sexto año y todo su tiempo libre debía basarse en eso, pero de alguna forma u otra se distraían y terminaban al menos tarareando una canción, incluida la de esa noche.

Pero el miedo y sus responsabilidades escolares no lo haría rendirse en su misión de juntar a sus amigos a toda costa, por lo que mientras la morena planeaba situaciones que podrían provocar sin parecer responsables ni involucrados, el azabache aprovechaba conocer los pasadizos del castillo y llevaba a cabo todo. De alguna manera extraña los profesores elegían a Frank y Alice para que trabajen juntos o el chico tropezaba con sus cordones desamarrados y chocaba a su amada, el resto estaba en ellos.

Ese día James llegaba bastante tarde, las clases habían terminado por ese día por lo que no tenía razón para no estar allí con ella como se supondría que harían, y ambos estaban muy preocupados por las consecuencias de su última travesura, por lo que él no la dejaría de esa manera. Lo único que podía significar era que algo malo había sucedido.

― ¿Dónde has estado? ― preguntó cuando el chico cruzó la entrada como si nada, recuperando el aliento. La fantasma en uno de los cubículos no se limitó a solo reír fuertemente, sino que también le recalcó lo exagerada y dramática que había sido por pensar en lo peor sin fundamentos.

― En la sala de detención ― sus cejas se elevaron ― ¡...Todo está bien, lo prometo, solo quería hacerle algunas preguntas a Minnie!

― Merlín, por un momento pensé que te habían atrapado.

― ¿Yo, el gran James Fleamont Potter, siendo atrapado con las manos en la masa? Debes equivocarte de chico, eso nunca me sucedería. ― asegurándose de que no hubiese moros en la costa, salieron de los baños para caminar por los corredores.

― Ajá, claro, lo que tu digas ― él le respondió con una media sonrisa. Si nunca los hubiesen encontrado y castigado, los merodeadores no tendrían la reputación y popularidad que tenían ―. Pues, ¿qué le preguntaste? No es como que tengas problemas en Transformaciones, Cornamenta.

Era muy extraño para ella pensar en que uno de sus mejores amigos en el mundo fuera capaz de transformarse en un ciervo, incluso después de todo ese largo tiempo conociendo su secreto, nunca lo había visto.

― Sobre nuestros tortolitos favoritos, por supuesto, estoy muy comprometido con nuestra misión. Minnie dice que han interactuado con calma, a menudo tenían debates estúpidos que terminaban en peleas con todos los de su año gritándose los unos a los otros, eran unos creadores del caos. Pero de un día para otro, ¡se han vuelto compañeros e incluso se sientan juntos!

𝚂𝙲𝙰𝚁𝚂 ― james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora