xxviii. regular especial day (1/2)

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1976 ― Sexto Curso


― Sel, despierta. ― susurró una voz lejana, la cual trató de detener con un débil manotazo al aire. Lo único que consiguió fue empujar a su gatita, que le lamía el mentón. Su mejor amiga rio fijándose en mantener un volumen bajo, no querían darles problemas a sus demás compañeras de habitación, que aun dormían plácidamente, aunque nunca tenían muchos problemas, todas eran demasiado consideradas como para pelearse por cosas banales como el espacio o el ruido, pero los días que había problemas entre los Hufflepuff, todas las demás casas pasaban una mala noche.

― ¿Qué hora es, Vanya?

― No lo sé, queda poco para que salga el sol ― se sentó en su cama con los ojos entrecerrados, la única luz que entraba por la ventana era la de la luna y la rubia se encontraba junto a ella como si ya hubiera descansado las horas suficientes. Selene no sabía cómo lo hacía, pero siempre tenía mucho ánimo y encontraba una forma para alegrar la mañana a los demás ―, ¿es muy temprano para que te felicite?

― ¿Por qué me felicitarías?

― Hay muchas formas de decirlo, dar una vuelta más al sol, sobrevivir diecisiete años de tu vida, nuevamente convertirte en la mayor de entre todos nuestros amigos... Como sea que lo quieras llamar ― recogía su cabello en un rodete esperando por una explicación, sus ojos aún se sentían pesados y si solo volvía a recostar su cabeza en la almohada caería en los brazos de Morfeo de nuevo, y el pensar que eso solo constaba de un movimiento la tentaba más a ignorar a su amiga y luego simplemente disculparse cuando fuera una hora normal ― ¿Me estás contestando dormida o qué es lo que pasa? ¡Es tu cumpleaños!

― Mi cumpleaños es el miércoles, y hoy es...

― Hoy es miércoles, cariño, necesitas comer algo. Levántate, lávate los dientes, date una ducha y sales. En la entrada deberían estar tus amigos esperándote junto a Sirius. Te preparé un atuendo, solo debes abrir tus ojos de una vez y lo demás ya está hecho. No te preocupes por nosotras, vamos a tener una noche de chicas... Con Regulus, él estaba muy emocionado ayer, incluso me parece que realmente le gusta nuestra compañía.

― ¿Cuándo fue que te convertiste en mi jodida madre?

― Puede que seas la mayor, pero yo soy la que los controla aquí. Diviértete. ― procedió a besarle la frente y agarrándola de su codo la guio fuera de la habitación con sus pertenencias, apenas logró pedirle que alimentara a Tiziana antes de que ella se levantase para desayunar. Lo único que le quedaba era aceptar su destino y perder sus horas de sueño. Hizo todo lo que su amiga le había dicho, disfrutando por completo el agua tibia en las duchas de las niñas y la soledad en la Sala Común, ya que no tuvo que recibir ninguna mirada extraña por parte de sus compañeros. No se debía a los rumores de los años anteriores, pero si a que en el último tiempo se había mostrado de una forma más osada de lo normal, y ya nadie podía predecir de lo que era capaz más que ella. Ella pensaba que era una exageración, seguía siendo la misma de siempre, y tenía los mismos valores, pero ahora era más libre, y si eso los intimidaba pues ellos eran los únicos preocupados. Al menos no lanzaban comentarios venenosos al respecto, solo miraban y cuchicheaban con sus amigos, y eso realmente no le causaba ningún efecto.

Arrastró las medias oscuras por sus piernas, que aún traslucían su tes blanca y se miró al espejo, definitivamente venía de su baúl, pero ella no solía vestir tan elegantemente en un día normal, si acaso se ponía el uniforme en situaciones especiales o cuando sentía que no tenía ropa que usar. Era una camiseta negra pegada al cuerpo, con mangas y cuello largo, con una falda a cuadros con tonos que variaban entre el beige, gris, marrón y negro. Y unos mocasines que solía usar también con su uniforme. Se veía muy bonita, nunca había sido muy apegada a un estilo específico, pero ese le agradaba especialmente a la vista.

𝚂𝙲𝙰𝚁𝚂 ― james potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora