El retorno a la escuela fue todo un espectáculo. La profesora Kiyomoto y algunos miembros de la manada, llevaban el cuerpo ensangrentado de James. Harold me guiaba a mí, que solo temblaba. El mundo se había vuelto un lugar extraño y frío. Solo reaccioné cuando mi amigo trató de llevarme a mi habitación.
— No –mi voz salió rasposa
Mis dedos, temblorosos y engarrotados se aferraron a su ropa. Sentía frío. Un frío paralizante.
— No –repetí tratando de que no me temblara la voz–. No quiero apartarme de él.
Me miró unos segundos, y entonces simplemente asintió. James fue llevado a la enfermería del castillo. La doctora lanzó una exclamación de angustia cuando vio la imagen, pero no se turbó. Desdichadamente, no permitió que nadie más entrara. Solamente ella y la profesora Kiyomoto quedaron dentro con James.
Harold sacó una silla de algún lugar y me obligó a sentarme. Como todavía temblaba, me envolvió en una manta. Algunos momentos después, apareció Cintia. La chica se sentó a mi lado, y pasó su mano por mis hombros.
— ¿Por qué tengo tanto frío? –cuestioné
— Porque estás en shock –me respondió con suavidad.
Sus palmas se calentaron contra mi piel. Acarició suavemente mis brazos desnudos y mi espalda. Se me escapó una risita nerviosa cuando entendí que estaba utilizando su magia para calentarme.
— No va a pasarle nada. ¿Verdad?
Necesitaba que alguien me lo confirmara. Quería que alguien me dijera que todo estaría bien. No podía perder a James. No justo ahora. Todavía tenía el calor de sus labios sobre los míos. Cerraba los ojos, y veía su mirada brillante y admirativa. Tenía sus caricias grabadas a fuego en mi piel. Harold y Cintia compartieron una mirada oscura. Vi como se hundía la espalda de mi amigo.
— ¿Qué? ¿Qué pasa?
— Fue apuñaleado con una hoja de plata, envenenada con acónito. Quien lo hizo, quería matarlo.
No. No podía darle crédito a eso. Entonces algo más. Una idea, incisiva, como un gusanillo punzó en mi mente. Quien lo hizo sabía lo que hacía. Quien lo hizo, sabía que era un cazador. El frío fue pasando mientras las ideas revolucionaban mi cerebro. Piensa Espe. Estás dejando escapar las cosas básicas. Me esforcé en recordar los detalles de la visión, y también de mis peleas anteriores. Piensa.
El atacante de James sabía que era un cazador. Mis atacantes anteriores también lo sabían. James había comentado que siempre hubo estudiantes que supieron su secreto. El agresor sabía el secreto de James. Más importante aún, era un Invasor de sueños. Lo había llamado pulgoso. El vampiro que me atacó en el bosque, también lo había llamado así. Lo que era peor, a mi me había llamado "salvaje". Un invasor de sueños, alguien que nos conocía de cerca. Nuestras debilidades y poderes.
Varias cosas sucedieron al mismo tiempo. La puerta de la enfermería se abrió, y la profesora Kiyomoto y la doctora salieron. Por la otra parte del pasillo, Igonda y Andréi se acercaban a paso lento. Mi mirada encontró los ojos de la profesora. Sus pupilas oscuras llenas de dolor, evitaron las mías. La expresión abatida de la doctora destrozó mi corazón, antes que las palabras que salieron de su boca.
— El alfa de la manada de lobos de Palacio de Cristal, James Van Claude murió asesinado.
Juro que escuché el sonido de mi alma al quebrarse. Mis rodillas se aflojaron y solo la fuerza de Cintia me mantuvo en pie. Detrás de mí, escuché el grito de Igonda. Nuestras miradas se encontraron. Sus ojos castaños se encendieron de ira al mirarme.
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Palacio de Cristal #PGP2020
VampirLa encrucijada estaba ante mí. Mientras mi corazón era consumido por el terror absoluto, mi cuerpo padecía en abrasadoras y agónicas oleadas. - ¡¿Por qué?! -grité desesperada Estaba cansada, había soportado todo y más. Sin embargo, él no me dejaba...