Capítulo 32.
Lapiz cerró el libró no sin antes poner un separador en la parte donde se había quedado para leerlo más adelante, luego se quito sus lentes que normalmente utilizaba para leer y acto seguido se acaricio los ojos. Todavía le parecía casi impactante que se hubiera quedado toda la noche leyendo y le parecía muchísimo más irónico que a pesar de lo entretenida que fue su lectura seguida sintiéndose tan enfurecido de cómo empezó.
Mañana tenía que dar su testimonió, sin embargó, lápiz quería hacerlo sin tener que darle una paliza después a vegeta. Todavía se sentía resentido y dolido por como lo trató en el hospital. Vegeta por el pasó de los años lo a tratado mal pero el lo soportaba no por que fuera masoquista si no por que lo conocía y respetaba de años, a demás que sabia que su mal carácter no se debía que lo odiara si no que, de alguna manera el pensaba que aislandose sanaria todo ese dolor que aunque el no lo admitiera lo seguia llevando por dentro, la muerte de un familiar no se supera tan fácilmente, mucho menos si esos familiares son tus propios padres. Lapiz lo único que intentó fue sacarlo de ese pozo sin fondo del sufrimiento, nunca lo logró... Hasta que ella llegó. En un principio lapiz se asusto y para su mala suerte todo lo que supuso en un principio se hizo realidad.
Por eso seguía sin entender el por que vegeta se aferraba al hecho de no querer levantar una demanda en contra de ella. Bulma fue la principal causante de que todo lo que por años trabajó se fuera por la borda, a demás de ser la única y la primera en destrozar su corazón. Sin embargó lo único a lo que vegeta se limitó a decirle fue.
"No puedo hacerlo, ella de alguna manera ya pagó lo que me hizo"
Algo inconcluso que todavía intentaba de descifrar. Sin embargo, esa no era del todo la razón de estar enojado con vegeta, al contrario se sentía un tanto decepcionado al no tener la suficiente confianza para que vegeta le contrara sus cosas, se suponía que ellos dos eran casi como hermanos ¿que era lo que el había hecho mal para no ser merecedor de su confianza?.
Lapiz se levantó de su cama dispuesto a tomar un baño antes de dormir una maratón de cinco horas luego de su desvelada de la noche anterior, estaba a punto de llegar a su baño hasta que el timbre empezó a sonar. Rápidamente se enjuago la cara con agua y corrió, (o por lo menos intentó) hacía la puerta principal rogando muy internamente que se tratara del paquete que había pedido hace días sobre unos libros que ordenó en linea de su actualmente autora favorita. Cuándo llegó a la puerta toda clase de expresión de emoción desapareció, de inmediato sintió un inrremediable asco y desprecio por aquella persona.
-¿Qué carajos haces aquí?.-Preguntó furioso tratando de ser lo mas "amable" posible con ella.
-Vegeta una vez me lo dijo, o bueno más bien me dio un aproximado de donde podía ser.-Trataba de explicar ella con torpeza.-Esta es la onceava casa a la que le tocó la puerta.-Bajo su cabeza un tanto apenada, no pudiendo soportar más la mirada penetrante que lapiz le dedicaba.
-No se si eres lo suficientemente descarada para venir a mi casa después de lo que hiciste o una estúpida al tratar de comportarte como si tu no hubieras hecho nada ante la puerta de mi casa.-Dijo con sorna recargandose en el marco de la puerta, observándola con los brazos cruzados.
Lapiz quería reírse en su cara, no podía creer que una persona pudiera ser tan cínica como lo era la ex de su mejor amigo. Estaba a más que mencionar que trataba con todas sus ganas de no cerrarle la puerta en su maldita cara.
-¿Puedo hablar contigo un momento? Juro que solo serán por unos minutos, se que ahora me tienes que estar aborreciendo pero en serio que esto es de suma importancia.-Suplico ella.
-Después de todo lo que le hiciste a vegeta, a mi casi hermano, piensas que si me vienes a buscas para pedir ayuda desesperadamente ¿te voy ayudar?.-Se alejo del marco de la puerta y sostuvo muy fuerte la perilla antes de concluir.-Por mi puedes irte al demonio maldita bruja.
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Marioneta[Vegeta Y Bulma]
RandomVegeta es un joven pintor apasionado por su trabajó, sin embargo esa suerte cambia al darse cuenta que se ha quedado sin inspiración para seguir su motivación. Frustrado, decide encerrarse en su estudió por dias. Su amigo y fiel acompañante, Lápiz d...