capitulo 6 parte 2

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El tono de su voz le hizo levantar la cabeza. Al mirarlo a los ojos se quedó sin respiración. No se lo decía para ser amable. Se lo decía porque lo creía.

-Y la verdad es que te pareces mucho a Belinda - añadió-. Eso explica por qué yo... -se calló y negó con la cabeza-. No importa.

-¿Por qué tú qué? -el corazón volvió a latirle con fuerza.

-Por qué tuve esa reacción al verte por primera vez.

-¿Una reacción sexual?

-Sí.

-Oh... -tenía el corazón desbocado.

-Pero sería un grave error que llegáramos a algo.

-Estoy de acuerdo -al menos, era lo que intentaba creerse. Se preguntó cuál sería su reacción si la viera con un uniforme de criada. Y se preguntó también si podría resistir la tentación de comprobarlo.

-Me refiero a que Lou  es mi mejor amigo y Mich  es tu mejor amiga. Sería una situación muy complicada.

-Ola, claro -entonces se le ocurrió la idea de la cinta grabadora. Si se acostaban juntos fingiendo ser ella la criada, podría grabarlo en una cinta y ponérsela otra vez. Si le gustaba, tal vez podría intentar algo más, como sexo telefónico.

-Entonces todo está aclarado.

-Así es -no iba a confesarle sus intenciones-. No importa si me parezco o no a tu criada. No vamos a hacer nada por respeto a Mich  y a Lou  -él no sabía que Mich  estaría encantada con la idea y que se ocuparía ella misma de alquilarle el uniforme de criada.

-Correcto -lo dijo no muy convencido. Parecía estar a la expectativa de verla dudar a ella y acompañarla en la cama.

Era tentador, pero tenían que salir cuanto antes del dormitorio. ______ necesitaba tiempo para pensar en la sorpresa del uniforme.

Entonces recordó la reserva en el restaurante y el taxi que los estaba esperando.

-¡Harry , tenemos que irnos! -miró el reloj que había junto a la cama-. Llegamos tarde a la reserva, y no quiero ni pensar en lo que marcará ya el taxímetro.

-Oh, Dios, lo siento -exclamó él sobresaltado. Seguro que te estás muriendo de hambre.

-Y que lo digas -hambre de sexo salvaje.

-Entonces vámonos.

-Sí, vámonos.

Se pusieron los abrigos, salieron del apartamento y se metieron en el ascensor antes de que _____ se diera cuenta de que no había mirado la mesa y las sillas.

-La mesa me ha parecido muy buena -dijo, suponiendo que era cierto. Harry  no tendría ninguna pieza defectuosa en su lujoso apartamento.

-Al menos todo cabe en una caja. Puedo llevártela mañana.

Demasiado pronto. Necesitaba más tiempo para analizar la situación. Seducirlo o no, esa era la cuestión.

Si finalmente decidía seducirlo necesitaría toda la ayuda que pudiera conseguir.

Tenía que hablarlo con Mich , y luego conseguir un uniforme de criada. No podría estar lista antes del lunes.

-Me encantaría tener la mesa tan pronto, pero mañana tengo muchas cosas que hacer y seguramente no esté en casa.

-Oh -pareció decepcionado pero se encogió de hombros-. Cuando quieras.

Demonios, tenía que andarse con cuidado si no quería perderlo. Tal vez pudiera preparar la seducción parca el día siguiente por la noche. Había que darse prisa.

Después de todo, aquello era Nueva York, por lo que tendría que haber alguna tienda de disfraces que abriera los domingos. Mich  la ayudaría a encontrarla.

No estaba convencida del todo. Temía que a la mañana siguiente se le hubiera pasado la excitación v su proyecto le pareciera irrealizable. Tenía que comprometerse ya.

-Quizá esté en casa sobre las siete. ¿Te resulta muy tarde?

-No, me parece bien. O si quieres podemos esperar al próximo fin de semana -o había perdido todo interés en ella o era un maestro en el disimulo.

El próximo fin de semana sería muy tarde. Seis días por medio bastarían para que él se olvidara de su parecido con Belinda.

No podía dejarlo escapar Tenía que acostarse con él y así tachar al «semental de Wall Street» de su larga lista de candidatos. Y por lo que había dicho Mich , Harry  era el tipo perfecto para una aventura pasajera.

-Si pudieras venir a las siete podríamos encargar una pizza o algo así.

-¿No vas a cocinar nada para servirlo en tu nueva mesa? -le preguntó con una sonrisa.

-No, eso sería una costumbre propia de Virtue. En Nueva York hay, que encargar la comida -si seguía adelante con el plan de la criada, estaría demasiado ocupada como para ponerse a cocinar.

Tembló de anticipación. Sus fantasías en la gran ciudad estaban a punto de comenzar.

soltera en new york h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora