capitulo 16 parte 1

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Qué trasero tan formidable... _______ no podía imaginar nada mejor que sentir las embestidas de Harry a la vez que admiraba los poderosos músculos de su espalda. Había colgado los espejos sobre la cama, y en el suelo habla puesto un par de lámparas para que disfrutaran de luz suficiente.

Le había insistido en que fuera él el primero. Lo tumbó de espaldas y se sentó a horcajadas, permitiéndole ver cómo ella se masajeaba los pezones. Cuando gritó que no podía aguantar más. intercambiaron posiciones. Entonces pudo ver por qué el orgasmo era inminente: los espejos hacían verdaderos estragos en la resistencia.

-¿Te gusta? -le susurró él al oído.

-No tienes... ni idea.

-Sí que la tengo -su respiración se le aceleraba a cada palabra-. Me encantan los espejos. Y me encanta saber que me estás mirando.

-Harry... -los temblores empezaron a sacudirla-. Estoy...

-Lo sé -empujó con más rapidez, haciendo que la cama se moviera-.Y yo también.

-Oh, Harry... Harry... -ya fuera por la tensión liberada o por el efecto de los espejos, el orgasmo fue una incomparable estampida de placer subliminal.

-Dámelo todo -murmuro él-. Ábrete para mí... Eso es. Oh, _______.... ¡_______! -exclamó mientras ella arqueaba la espalda y echaba hacia atrás la cabeza-. Yo... llego... Oh, _______... -se vació en un torrente de calor acompañado de un grito que resonó en las paredes.

Se retorció con tanta fuerza que uno de los espejos cedió por un extremo y a punto estuvo de caer sobre su espalda. _______ levantó un pie y lo sostuvo a tiempo.

-¿_______?

-Uno de los espejos se ha soltado. Yo... um... lo estoy sosteniendo con el pie.

Él soltó una risa ahogada y su cuerpo se retorció de satisfacción.

A _______ no le gustaba que sus planes salieran mal, pero Harry encontraba muy divertidos esos fallos.

-¿Sabes? Es una sensación muy extraña tener dentro de ti a un hombre que se está riendo.

-Harías bien en acostumbrarte -dijo él sin para de reír-. Presiento que no será la última vez.

-Este plan era perfecto. Pero tú lo has estropeado al sacudir tanto la cama.

-¿Es eso una queja?

-Supongo que no... -respondió con una sonrisa-. Pobre señora Millicent.

-¡La he vuelto a olvidar! A ella y a todo el mundo.

Nos haría falta una habitación insonorizada, o una casa en plena jungla.

_______- se preguntó si Harry había sido consciente de su sugerencia. Sonaba como si planearan compartir un nido de amor, y eso significaba un cierto grado de compromiso.

Pero eso era imposible. No podía hacerle creer que ella había cambiado de opinión respecto al compromiso No podía. y no quería darle esa satisfacción a Mich.

-Tengo que retirar el pie. Me están entrando calambres -él se apartó y ella pudo sentarse y agarrar el borde del espejo-. Ya lo tengo.

-¿Puedes sostenerlo mientras voy al cuarto de baño?

-Sí -uno de los alambres se había soltado, y pensó que no sería difícil repararlo.

-No desaparezcas, ¿de acuerdo? -le pidió él saltando de la cama

Ella lo miró a los ojos. No habían hablado de sus padres, ya que Harry empezó a desnudarse en cuanto vio los espejos, pero sentía que debía disculparse.

-No te preocupes -dijo. Solo por aquella vez modificaría la rutina-. Aquí estaré.

-Estupendo -dijo él, y se dirigió hacia el baño. Ella se quedó desnuda en la cama, enrollando de nuevo los alambres.

-¿Necesitas ayuda? -le preguntó él al volver.

-Sí -iba a decir que no, pero recordó a tiempo la expresión de sus ojos cuando le permitió llamar a un taxi-. Vendrán bien un par de brazos más largos. Harry se acostó junto a ella y los dos terminaron de asegurar la sujeción. Enseguida comenzó lo inevitable, y ambos estuvieron entrelazados en una erótica postura que les permitía a los dos mirarse al espejo. Llego otro orgasmo y otra vez tuvo que ir Harry al baño. Después se quedaron acurrucados bajo las sábanas de satén. _______ apoyó la cabeza en su pecho y él le acarició el pelo. Era agradable. Tal vez demasiado agradable.

_______ no podía permitirlo. Tenía que echarlo de allí, pero antes debían hablar de sus padres.

-Nunca lo habíamos hecho dos veces en la misma noche -dijo él.

-No.

-La segunda vez ha sido distinta. Me ha gustado aguantar más tiempo, y he podido pensar en cosas interesantes para hacer.

-Ajá... -a ella también le había encantado la segunda ronda. Y si seguían hablando de sexo, la tercera sería inevitable. Las barreras estaban cayendo y eso la inquietaba. Había que sacar el tema de sus padres sin más demora-. Harry, sé que he ofendido a tus padres, y espero no haberte causado ningún problema. Cuando hables con ellos diles lo que quieras sobre mí. Que Tomo pastillas o lo que sea.

-Si volvemos a hablar, tendrán que ser ellos los que pidan disculpas.

-Por mí no hay problema -colocó la mejilla de forma que pudiera sentir los latidos de su corazón-. Sus acusaciones fueron tan ridículas que no me afectaron.

-Si se salieran con la suya, yo acabaría como ellos. Casado con alguien de buena familia y viviendo como en la Edad Media.

-Ya no estamos en la Edad Media.

-No, pero aunque fuera yo quien eligiese a mi esposa, seguiríamos siendo unos privilegiados, y también nuestros hijos. El dinero aísla y separa a las personas, y por nada del mundo querría que mi hijo pasara por lo mismo que yo. Si hubieras tenido mi infancia, entenderías por qué no quiero ni oír hablar del matrimonio.

-¿Crees que eres el único? -preguntó ella apoyándose sobre un codo-. Prueba a vivir en una casa minúscula con unos padres decididos a tener tantos hijos como quepan.

-Preferiría eso a vivir solo en una mansión de veinticinco habitaciones.

-No sabes lo que dices. Mi padre era agente de comercio, pero en cuanto ganó lo suficiente para hacer de la casa un hogar, los hijos empezaron a venir uno detrás de otro.

-Al menos no estabas sola -dijo él con expresión inescrutable.

soltera en new york h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora