Los copos de nieve reflejaban la escasa luz que salía de las ventanas de _______. El único modo de superar los tensos momentos que seguirían a la llegada de Harry era manteniendo el apartamento en penumbra.
No había esperado que el uniforme de criada fuera tan corto ni tan sexy, pero el llevarlo puesto con la intención de seducir a un hombre la excitaba más que cualquier otra prenda. Sus braguitas negras estaban completamente empapadas. El vestido era como un bañador negro y ajustado, con una minifalda, un delantal blanco, una cofia y unos brazaletes de encaje. El plumero había sido idea suya, y el dependiente había sugerido medias de malla. _______ las compró sin dudarlo, y también un liguero. El toque final eran unos zapatos negros de tacón alto, que había comprado cinco años atrás y que aún no había estrenado. Le resultaba muy difícil andar con ellos, pero no era el momento de calzar zapatillas de tenis.
Mich le había aconsejado la música adecuada. El jazz era perfecto para un hombre como Harry, de modo que los saxos y los clarinetes sonaban suavemente de fondo.
No quería recibirlo en la puerta, porque iría cargado con la mesa y las sillas y al verla vestida así podría tirarlo todo al suelo. Así que abrió el cerrojo pero dejó la cadena puesta. Cuando Harry llamase, y tras comprobar por la mirilla que cara él, quitaría la cadena y se retiraría a la salita, detrás del biombo. Desde allí le diría en voz alta que la puerta estaba abierta. Cuando entrase, ella se pondría a hablar mientras fingía vestirse, y al cabo de un rato haría su aparición.
No estaba segura de lo que hacer a continuación. Según Mich, cuando la viera con el uniforme sería él quien se hiciera cargo de la situación, especialmente con la cama al lado.
_______ abrió las sabanas para ofrecer un aspecto más tentador, y colocó una caja de preservativos bajo la almohada. El magnetófono estaba preparado debajo de la cama. Se excitó aún más al imaginarse a Harry y a ella allí tumbados.
El corazón se le aceleró al ver que solo faltaba un minuto para las siete en punto. Se lo imaginó subiendo por el ascensor en esos momentos, y se preguntó qué llevaría puesto esa noche. Tuvo que respirar profundamente para calmarse.
A las siete en punto sonó el timbre. Fue de puntillas hasta la puerta y miró por la mirilla. Su aspecto era impresionante, con vaqueros, jersey de punto y chaqueta negra.
La nieve le había mojado el pelo, que relucía bajo la luz del pasillo. En una mano llevaba la caja de una pizza y en la otra el paquete con la mesa y las sillas plegables. _______ se preguntó si sería capaz de seducir a un hombre tan apuesto, pero era tarde para echarse atrás. Él llamó de nuevo y ella retiró con cuidado la cadena.
Harry aún no había Louisado una decisión. Si Mich no le había mentido, _______ planeaba seducirlo aquella noche. Y se suponía que él debía seguirle el juego. Solo un ****a rechazaría una oportunidad semejante.
El problema era que tal vez fuese él ese ****a. Hasta entonces siempre había elegido la compañía de mujeres frías e insensibles por miedo al compromiso. Pero entonces había aparecido esa ninfa de Virtue, y él se había visto atrapado por su contagiosa sensualidad.
Mich se lo había puesto muy, fácil. Primero tenía que ayudarla a levantar su seguridad sexual y después cada uno podría irse por su lado. Pero por primera vez en su vida dudaba de que él pudiera dejarla escapar. Y si se comprometía emocionalmente con ella estaba condenado al sufrimiento, ya que el deseo de _______ era ir de romance en romance.
Pero tampoco quería ser responsable de destrozar su seguridad. Y para ello tenía que permitir que lo sedujera. Tal vez lo mejor fuera alegar una excusa, haciéndole ver lo que lamentaba perderse su cita. Pero ¿qué excusa? ¿La gripe? ¿Los negocios? ¿Alergia a las sábanas negras de satén?
Quizá se le ocurriera algo cuando viese lo que le había preparado. Llamó otra vez, y al no recibir respuesta se preguntó qué fantasía tan elaborada lo estaría esperando.
-Entra, Harry -oyó que le decía desde el interior-. Todavía no he acabado de vestirme.
Aquello lo puso en alerta. Algo extraño se cocía allí dentro, pero lo único que podía hacer era caer en la trampa. Abrió lentamente la puerta, y justo entonces oyó un grito y un ruido sordo.
Entró corriendo, con la caja de la pizza levantada como si fuese un arma, y entonces la vio. Estaba tendida bocabajo en la cama, con las piernas separadas, ofreciendo una tentadora vista de su minifalda. Seguramente no era la postura que ella había planeado, pero de todas formas le provocó una erección instantánea.
-¡Malditos zapatos! -masculló, y se dio la vuelta hacia el borde de la cama.
Harry estuvo a punto de dejar caer la pizza. -¿Qué demonios llevas puesto?
Ella alzó el mentón y se ajustó la cofia. Tenía las mejillas sonrosadas por la vergüenza, pero le mantuvo la mirada.
-¿A ti qué te parece?
«Un sueño dorado...» pensó. Había personalizado su fantasía de niño, multiplicada por mil. Se fijó en sus pechos, que amenazaban con salirse de su débil confinamiento, en los brazaletes de encaje en las esbeltas muñecas, en el delantal blanco que definía su pelvis, y en las medias de malla que atraían la atención hacia sus espectaculares piernas.
Pudo ver la causa de su caída. Aún calzaba un zapato de tacón alto, pero el otro estaba junto a la cama. Se le hizo la boca agua. La deseaba tanto que empezó a temblar.
-Puedes reírte si quieres -dijo ella-. Se suponía que iba a ser una sorpresa. Pensé que podría recordarte a Belinda y pasar un buen rato.
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soltera en new york h.s
RomanceEsta historia no es mia... No se como se llama el autor o autora pero gracias por crear esta historia 💜 aquí en wattpad no estaba completa así que se las traigo espero que les guste tanto como a mi. PD: Gracias por leer y votar