-Sí -susurró, e inclinó la cabeza.
______ le echó los brazos al cuello y lo recibió de puntillas. No se le ocurría otra forma mejor de entrar en Nueva York que besar a un hombre tan guapo como Harry en medio de Times Square.
Quería que el beso fuera espectacular, de modo que volcó todo su entusiasmo. Harry soltó un gemido e introdujo la lengua en su boca. Lo hizo sin pérdida de tiempo, para demostrarle lo que quería de ella. Y ella aflojó la mandíbula para hacerle saber que podía tomarlo.
Se dijo a sí misma que era la emoción por estar en Times Square lo que la hacía temblar de emoción. Cualquier otro hombre apuesto de ciudad le habría provocado la misma reacción, así que no tenía de qué preocuparse. Podía relajarse y disfrutar.
Pero «disfrutar» no bastaba para describirlo que le estaba pasando. Mientras más intenso y profundo se hacia el beso, más húmeda quedaba su ropa interior. El ruido de las bocinas no era nada comparado a los latidos de su corazón.
El entrelazó los dedos en sus cabellos y le hizo inclinar la cabeza para probar con un ángulo mejor. Ella gimió y lo abrazó por la cintura. Quería sentir su erección, pero había demasiada ropa entre ellos.
Sin que supiera cómo, notó que su abrigo se aflojaba y que él metía la mano en el interior. A ella no le importó que sus dedos estuvieran fríos cuando los deslizó por debajo del jersey y le acarició la piel desnuda. Cuando los dedos llegaron al cierre trasero del sujetador, un fuerte temblor la sacudió.
Pero entonces él retiró la mano y se apartó para mirarla con perplejidad.
-¿Qué estoy haciendo?
-¿Construir un recuerdo? -preguntó ella con dificultad.
Lentamente, él le soltó el pelo y volvió a abrocharle el abrigo.
-Yo... olvidé dónde estábamos.
-Yo no.
Él tragó saliva.
-Pues tendrías que haberme detenido. No quería ponerte en esta situación tan embarazosa. Yo...
-¿Embarazosa? Para mí ha sido impresionante.
-El beso ha estado muy bien, pero no acostumbro a comportarme así en público -dijo mientras le ataba el cinturón del abrigo.
-Yo tampoco -encontró divertida su incomodidad-. Este tipo de cosas no se hacen en Virtue, aunque recuerdo que una vez nos pillaron a la una de la mañana en la plaza del pueblo.
-En primer lugar, no tendría que haberte besado -parecía estar muy preocupado consigo mismo-. Ni meter la mano por tu abrigo.
-Y por debajo del jersey... -añadió ella. Se sentía orgullosa de lo que había provocado.
-Lo siento mucho -se puso rojo como un tomate-. De verdad. No sé lo que me ha pasado. -Puro deseo.
-No volverá a ocurrir.
« ¿Quieres apostar a que sí?», pensó ella. Después
de un beso así, estaba decidida a llevar a cabo sus planes. La ciudad le daría la inspiración necesaria. Tal vez no fuera demasiado melosa en su acercamiento, pero no pasaba nada. Harry era el sujeto perfecto con quien practicar.
Después del incidente del beso, Harry se mostró mucho más precavido. Sabía que no podía arriesgarse a una situación similar, de modo que evitó cualquier posible contacto cuando fueron caminando hacia la Quinta Avenida.
El gélido aire nocturno tendría que haber enfriado sus ánimos, pero no fue así. Y ______ tampoco ayudaba, contándole la historia del beso en la plaza de Virtue. Pensó en pedirle que no le diera detalles, pero entonces hubiera parecido muy vulnerable, por lo que recorrió varias manzanas luchando contra una erección.
Finalmente llegaron a la Quinta Avenida y su relato acabó. Harry propuso ver los escaparates, con la esperanza de que aquello terminara de calmarlo.
Pero nunca había visto escaparates con ______. En cuanto llegaron a la zona comercial, ella enganchó su brazo al suyo y él pudo sentir la curva de su pecho.
-¡Oh, mira eso! -exclamó deteniéndose frente a una cristalera.
Tendría que habérselo esperado. Estaba señalando un vistoso camisón.
-Sí, ya lo veo -murmuró, intentando pensar en algo que no fuera en la imagen de _____ con camisón o en la imagen de _______ desnuda en su alcoba.
-Es exactamente lo que necesito
Harry dudaba que se estuviera refiriendo al camisón de abuelita que llevaba un alto maniquí junto a la ventana. No, seguro que tenía puesto el ojo en uno más corto de satén negro.
-Aja -murmuró, decidido a no imaginársela con aquella prenda.
-Apuesto a que no sabes de qué estoy hablando. Él la miró brevemente a los ojos. No era conveniente mantener el contacto visual.
-Supongo que necesitas un camisón.
-No. Bueno, sí, necesito varios. Pero lo que realmente necesito es ese biombo. O un biombo cualquiera, ya que no creo que me vendan el del escaparate.
-Oh -era cada vez más consciente del modo en que ella le sostenía el brazo pegado a su seno. Y se preguntaba por qué demonios tenía que oler tan condenadamente bien.
-¿No vas a preguntarme por qué necesito un biombo?
Temía preguntarlo, pero debía mostrarse frío y sereno.
-¿Por qué?
-Cuestión de logística. Ahora que he transformado mi salita en un dormitorio, necesito un rincón donde cambiarme de ropa.
-¿No puedes hacerlo en el dormitorio vacío? -Sí, pero no sería impactante ni sexy. Imagina si llevo a alguien a casa.
Harry prefería no imaginarse nada.
-Imagina que le digo que se sirva una copa en la cocina mientras yo me pongo algo más cómodo - continuó ella-. Pero si tengo que cambiarme en el dormitorio, tendría que pasar por la cocina para volver a la salita. No tendría ninguna gracia.
-Quizá -no le gustaba pensar en que se pusiera algo más cómodo con algún cretino esperando en la cocina. Tampoco podía imaginar por qué lo molestaba tanto. A fin de cuentas, para eso había ido _______ a Nueva York.
-La solución es un biombo en un rincón de la salita -dijo ella-. Puedo dejar una de tus sillas detrás y colgar en el respaldo la lencería que tenga pensada para la ocasión.
-Aja -se preguntó de dónde sacaría esas ideas de seducción propias de Cleopatra.
-No pareces muy entusiasmado. ¿No crees que sería muy sexy que me desnudara tras el biombo mientras le cuento cómo me ha ido el día? Podría incluso colgar una media por encima para acentuar el efecto -lo miró con atención-. ¿Por qué frunces el ceño? ¿Te parece una idea tan mala?
-No es mala idea -dijo él intentando neutralizar su expresión.
-No, pero ¿es una buena idea? Puedes ser sincero. Si suena ridículo no debería hacerlo. Intenta imaginarte a ti mismo en la escena.
-De acuerdo -intentaba no imaginarse precisamente eso.
-¿Y bien? ¿Crees que te excitaría oír a tu pareja mientras se desnuda tras un biombo?
Veinte segundos más allí parado y tendría que besarla de nuevo.
-Sí, me excitaría. Y ahora, ¿podemos seguir? -lo preguntó como si lo estuviera suplicando. ______ estaba haciendo estragos en su autodisciplina, y eso no le gustaba.
-Por supuesto -le respondió ella con una sonrisa, y ambos siguieron caminando.
Si fuera tan listo como le gustaba pensar que era, le pediría que siguieran el itinerario marcado. Pero tenía la sospecha de que ella estaba trazando su propio itinerario en aquella cabeza tan apasionada. Y no se parecía nada al suyo.
Cualquier cosa podía suceder.
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soltera en new york h.s
RomantizmEsta historia no es mia... No se como se llama el autor o autora pero gracias por crear esta historia 💜 aquí en wattpad no estaba completa así que se las traigo espero que les guste tanto como a mi. PD: Gracias por leer y votar