Capítulo XXII

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Advertencias: Leer bajo su responsabilidad, contenido altamente explícito.


Ambos entraron a la habitación y se miraron sonrojados. ¿Realmente lo harían?

¿Realmente se rendirían hacia sus deseos?

Cuando nuevamente se besaron, supieron que si, que ya no podían negarlo más. Más tarde pensarían en los problemas. Más tarde pensarían. Ahora solo era el momento en que querían entregarse el uno al otro, en cuerpo y alma. Como habían anhelado desde el primer momento en que se conocieron.

Sus besos poco a poco fueron subiendo de tono, y Padme se sintió libre en sus brazos. Libre de dar el primer paso y permitirse tocarlo como había deseado en sus sueños.

Besó su cuello y lo sintió jadear, y su mano bajó traviesa por su espalda, luego por sus caderas, finalmente deteniéndose entre sus piernas. Anakin la miró a los ojos con deseo, y ella sonrió con valentía, estirándose un poco para morder el lóbulo de su oreja y susurrarle al oído.

- ¿Qué dice Dr. Skywalker? ¿Si o no?- preguntó ella en la forma más seductora que pudo, apretando su miembro por sobre la tela de los pantalones.

La respuesta de él, fue totalmente afirmativa, cuando él la beso apasionadamente, lenta y profundamente, ambos ahogaban sus jadeos y suspiros de placer en la boca del otro. Ambos disfrutando el momento.

Anakin se tomó su tiempo en desvestirla. Primero la blusa, botón por botón, hasta que no fue más que jirones de ropa en el suelo. 

Ella jadeo cuando él abandonó sus labios y beso su cuello ardientemente, dejando leves mordiscos que la hicieron ahogar algunos jadeos.

Las grandes manos de Anakin se aferraron con fuerza a las caderas de Padme, que tembló ligeramente en anticipación, cuando él le quitó los pantalones, tan lenta y seductoramente como pudo. ¿Dónde había estado él toda su vida? ¿Cómo era posible que la simple mirada de él arrodillado en el suelo mirándola con deseo mientras le quitaba los pantalones la excitara tanto? ¿Cómo era posible que su mirada pareciera consumirla?

Padme se vio a si misma solo en ropa interior en el cuarto de Anakin, pero no sintió verguenza, tampoco se arrepintió. Solo deseaba estar con él. Allí, para siempre de ser posible.

Anakin la observó y apenas podía contener sus jadeos, ella era un ángel, un ángel a punto de arrastrarlo a las llamas del deseo. 

Cuando él se puso de pie nuevamente, él la beso y comenzo a dirigirla hacia la cama, pero ella sonrió.

- ¿No cree que es un poco injusto Dr. Skywalker?- preguntó ella jugando con la camisa de Anakin- Usted tiene toda la ropa, y yo estoy casi sin ella.

- ¿Qué hará al respecto Dra. Naberrie?- preguntó él con voz grave y excitada que hizo que Padme sintiera como la humedad se hacia presente en ella. ¿Era posible que su voz la excitara tanto?

Padme se dio cuenta que luego de tener incluso una hija, nunca había desvestido a un hombre, cuando algunos llegaban a emergencias había cortado su ropa, cuando tuvo sexo antes simplemente había sido eso, sexo. Pero ahora allí con Anakin frente a ella se sentía libre, como si él le permitiera hacer todo lo que siempre había soñado hacer en la cama. Sonrió levemente, de forma traviesa y tomo su camisa entre sus manos.

Tal como él lo había hecho con ella, Padme abrió su camisa, botón por botón, lenta y tortuosamente, disfrutando de ese momento, disfrutando del excitante descubrimiento sobre como desvestir a un hombre.

Cuando su camisa estuvo abierta, ella arrastró sus manos por su abdomen y luego beso su cuello mientras quitaba su camisa sintiendo cada detalle de sus brazos firmes. Cuando la camisa ya no estuvo en su cuerpo. Padme pudo ver su cuerpo marcado, sus amplios pectorales  y algunas cicatrices que ya le preguntaría de que eran. Ahora solo quería amarlo. 

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora