Capítulo XXXIV

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La cena transcurrío lentamente, ambos compartían una conversa amena y alegre, ambos conversaban sobre sus vidas y sus aspiraciones futuras. Sorprendiéndose gratamente cuando se dieron cuenta de que tenían casi los mismos gustos. 

- ¿Entonces iremos de vacaciones a Naboo?- dijo Anakin sonriendo

- Claro que sí, le prometí a Luke que iríamos en cuanto se enteró que nací en Naboo- rió Padme

- Luke puede ser bastante manipulador- rió Anakin

- Como cierta persona que estoy mirando- dijo Padme divertida

- ¿Yo? Por favor, no es cierto- dijo Anakin y Padme rodó los ojos, claro que era cierto, manipulaba a Obi- Wan, manipulaba a Shmi, a ella, incluso al pobre Cal Kestis lo manipulaba para que revisara las muestras que él llevaba antes.

- Bueno tal vez solo un poco- finalmente admitió Anakin

Ambos continuaron conversando, mientras Anakin cada vez estaba más y más nervioso.

Finalmente llegó un momento antes del postre, en que Anakin se puso de pie y le tendió su mano a Padme. La música en vivo comenzó a cambiar y Padme sonrió.

Él la estaba invitando a bailar, y no había razón alguna para que ella se negara, no había nada más en ese mundo que quisiera que perderse en sus fuertes brazos y ser guiada por él bailando bajo las estrellas a la luz de la luna, con la música más hermosa que podía imaginar.

Se sentía en una fantasía, como en aquellas películas románticas, y quería disfrutar esa noche, la noche de su primera cita con el hombre que amaba.

Mientras caminaba de su mano, se sonrojó furiosamente al notar que finalmente había admitido que lo amaba. Ella lo amaba, como no había amado a nadie en la vida. 

Mientras él la observaba, los hermosos cabellos castaños cayendo en casacada por su espalda, su mirada que brillaba a la luz ténue de las estrellas, supo que nunca había amado tanto a una mujer como amaba a Padme. 

Ambos se sonrieron cuando comenzaron a danzar, lentamente, muy juntos, sonriendo sin dejar de mirarse a los ojos. La música sonaba y ellos giraban y se movían tan lentamente que no existía nadie más, solo ellos, solo ellos existían en ese minuto.

En un momento ambos se abrazaron, solo el ritmo de la música y el latido de sus corazones existía. Padme sentía los fuertes brazos de Anakin rodearla y supo que en ningún lugar se sentiría más segura y completa. Anakin por su parte aspiro el aroma de los cabellos de Padme, sintiendo su estrecha cintura entre sus manos, supo que nunca se había sentido tan enamorado como lo estaba de Padme. Ella era todo para él y la amaba como nunca había amado a una mujer.

Cuando el baile terminó pasearon por el lugar hasta que el postre estuvo servido. Ambos se sentaron, disfrutando del delicioso manjar, mientras se sonreían y se observaban en silencio.

Anakin sabía lo que venía a continuación, y en el fondo sabía que ella lo presentía.

Ni siquiera cuando nació Luke o cuando realizó su primera cirugía se había sentido tan nervioso. Nunca había estado en una situación así, pero sin duda sus nervios no arruinarían el momento.

Cuando terminaron ambos se miraron a los ojos. El postre contenía algo de licor que había hecho sonrojar las mejillas de Padme. Finalmente la música cambió nuevamente y él la invitó a recorrer la parte de los jardines que aún no habían recorrido.

Ella aceptó inmediatamente, nerviosa, no entendía por qué estaba tan nerviosa, pero se prendió de su brazo como si temiera que podía perder el equilibrio. Se sentía como una adolescente enamorada en esos minutos, y no como una doctora adulta acostumbrada a soportar situaciones tensas.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora