Capítulo 16

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Escondo el regalo detrás de mí, antes de llamar a la puerta. No es como si mi sobrina fuese a abrir, con cuatro años recién cumplidos, pero prefiero prevenir, por si viniese de la mano de su madre. Sin embargo, es mi cuñado quien abre. Trae el ceño fruncido, pero al verme, abandona el gesto y me sonríe, apartándose para dejarme entrar.

-Bienvenida -me dice-. Ya te echábamos de menos por aquí.

-Y yo a vosotros -le devuelvo la sonrisa.

-La cumpleañera está en el jardín, probando el regalo del abuelo -me indica hacia dónde ir-. Pasa. Yo seguiré ayudando a tu hermana con la comida.

Siempre he dicho que mi hermana ganó la lotería con su marido. Es un hombre trabajador y detallista, que siempre colabora con las tareas del hogar. Y sé que debería ser así, sin que me extrañe ese comportamiento, pero por desgracia, todavía hay muchos hombres que creen que la casa es solo cosa de mujeres. Peor todavía, también hay mujeres que lo creen.

-Me parece que pasaré primero por la cocina para saludar a Bárbara -lo acompaño.

Al entrar, veo a mi hermana ocupada con la decoración de la tarta en su inmensa y preciosa cocina. Es cocinera profesional y desde que nació Violet, se dedica a trabajar desde casa. Empezó con pequeños encargos del barrio, pero pronto se corrió la voz de lo buena que era y al final montó una tienda online en la que recibe los encargos. Tiene, incluso, un contrato con una empresa de transportes que le hace precio especial por el volumen de pedidos que mueve. La verdad es que le va muy bien; tanto, que está pensando en ampliar el negocio, contratando a algún empleado. Al menos, eso es lo que me dijo la última vez que hablamos del tema.

-¿No podría probar un poquito de esa tarta? -pregunto, para hacerme notar-. Tiene un aspecto fabuloso.

-Ni se te ocurra -sonríe, mientras se limpia las manos al trapo, para poder abrazarme.

-Ni se te ocurra a ti mancharme -le digo, al ver su delantal lleno de harina y merengue. Se lo quita y me abraza con fuerza. Creo que lo estábamos necesitando ambas-. Me alegro de estar aquí por fin.

-Deberías acortar tu tiempo de adaptación -me sugiere, todavía sin soltarme-. Sabes que si vienes antes, no te molestaremos si necesitas estar sola un tiempo.

-Lo sé, pero es mejor así -me libero de su abrazo y la miro a los ojos-. Te ves cansada. ¿Estás bien?

-He estado un poco agobiada con el trabajo y la organización del cumpleaños de Violet. Este año vendrán algunos amigos de la escuela infantil a pasar la tarde y necesito que todo salga perfecto.

-Nadie te va a juzgar, Barb.

-Me juzgaré yo -se encoje de hombros-. Además, las madres saben a qué me dedico y estoy segura de que mirarán todo con ojo crítico. Sé de buena tinta que algunas no aprueban que trabaje desde casa. Como si eso me convirtiese en mala madre o qué sé yo.

-Pues yo creo que es todo lo contrario -la defiendo-. Así puedes estar más tiempo con Violet y puedes ayudarle si lo necesita. Sería peor si ambos estuvieseis fuera todo el día y la niña se criase con una niñera.

-Oye, que nuestro niñero es estupendo -me advierte.

-Seguro que papá la consiente -río.

-Lo está haciendo bien -sé que ahora se acuerda de cuando se abandonó al dolor y ella se tuvo que hacer cargo de todo. No le guarda rencor por ello, aunque lo pasó mal para continuar con sus estudios mientras nos cuidaba. En ocasiones, se veía sobrepasada por todas las responsabilidades que había asumido y se dormía llorando, conmigo abrazada a ella. Yo le ayudé en lo que pude, pero nunca quiso que dejase de lado mis amistades y el estilo de vida que llevaba antes de la muerte de nuestra madre. Le debo mucho y nunca podré pagárselo como debería.

Fawn (Saga SEAL 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora