Capítulo 22

5.5K 1K 111
                                    

-Ten cuidado -le digo, mientras veo cómo apoya la pierna sin ningún cuidado al bajar del coche. Sé que le han quitado los puntos porque ya está bien, pero no por eso tiene que forzarla a la primera de cambio. El médico le dijo que se lo tomase con calma los primeros días y no parece que lo vaya a hacer. Desde luego, tiene razón cuando dice que es un pésimo enfermo. Aunque debo admitir que esta semana juntos ha sido genial. Me ha gustado ser su enfermera particular y la convivencia nos ha ayudado a conocernos un poco mejor, constatando lo que ya intuía: Doc es un chico de diez en todos los sentidos.

-Sí, mamá -se burla, pero veo cómo camina con más cuidado. Si es que en el fondo es un amor. Es la persona más considerada que he conocido en toda mi vida. Y no lo digo porque siempre tenga en cuenta mis sugerencias, sino por todo. Siempre está atento a los demás, a que se sientan a gusto y cómodos a su alrededor, y a que nadie se sienta desplazado jamás. Estos días ha tenido muchas visitas, se nota que es un hombre muy querido entre los suyos, y a pesar de que no podía moverse por la pierna, se ha encargado de que nadie se sintiese mal durante el tiempo que pasaban con nosotros. Y no es algo que fuerce, sino que le sale solo, como si formase parte de su propia personalidad. Que seguramente lo haga y por eso haya elegido la carrera de medicina dentro del ejército. Todo va unido, en realidad- ¿Arrepentida en el último momento?

-¿Qué? -su pregunta me saca del trance-. No, para nada. A no ser que seas tú el arrepentido.

-Yo nunca me arrepentiré de nada contigo -lo dice de forma tan natural, que es imposible no creerle. Me acerco a él y lo rodeo con mis brazos, antes de apoyar mi cabeza en su pecho a modo de agradecimiento silencioso.

-Eres genial, Doc -digo, mirándolo a los ojos ahora-. Tengo suerte de que hayas querido ser mi novio.

-Bueno, no me has dejado mucha opción en cuanto a eso -ríe, al tiempo que protesta cuando lo golpeo en el brazo en venganza por sus palabras-. Y encima me maltratas. Qué cruz.

Después de esta semana juntos, me parece que Doc ha comprendido que no necesita medir sus actos en mi presencia ni controlar lo que dice, porque lo veo mucho más suelto y relajado a la hora de hablar de nosotros. Creo que al principio tenía miedo de que me pareciese que iba demasiado en serio conmigo y me asustase o algo por el estilo, pero la verdad es que yo lo fui mucho más, al decirle a mi familia que tenía novio sin hablar con él antes sobre el tema. Si eso no lo asustó a él, nada de lo que pueda hacer o decir me asustará a mí. Además, me gusta demasiado como para dejarlo escapar por algo así, aunque todavía no se lo haya dicho con esas palabras. Todo llegará en su momento, lo sé.

-Tú querías una novia -bromeo con él- y te he tocado yo. Ahora te aguantas.

-No me queda otra que aguantarme -sonríe-, porque vamos a conocer a tu familia en cinco minutos.

-O menos -suspiro, mirando hacia la casa de mi hermana, donde todavía no se han enterado de que ya hemos llegado. No sé qué es peor, tener que ir hasta la puerta y encontrárnoslos cara a cara cuando abran o que lo hagan antes de que lleguemos y nos estén observando mientras nos acercamos. Pero supongo que da igual, porque no puedo elegir: nos toca llamar a la puerta.

-¿Nerviosa? -me pregunta, cuando faltan unos pocos pasos para alcanzar la casa.

-Más de lo que imaginas -admito.

Porque hoy no solo les presentaré a Doc, como mi novio, sino que le diré a mi padre que en una semana empiezo con las pruebas para convertirme en una SEAL. Creo que ni cuando me llamaron para confirmar que estaba dentro, me puse tan nerviosa como lo estoy ahora mismo. Necesito que esto salga bien, no porque vaya a dejar a Doc si no lo aceptan, pues eso no es algo en lo que ellos puedan decidir, sino porque no quiero pasar otro año sin hablar con mi padre por culpa de mi trabajo. Tiene que entender que es mi vida y que puede gustarle más o menos, pero no puede exigirme que la cambie para que él esté tranquilo. Ojalá me hubiese gustado otro tipo de trabajo, pero no ha sido así y no voy a renunciar a ello ni por mi familia ni por nadie. Es mi vida y mi decisión. Aunque me gustaría que mi padre la aceptase sin dramas.

Fawn (Saga SEAL 6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora