Sí quiero.

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El día transcurrió con normalidad en lo que cabe de aquella palabra, Saiki no sabía si considerar sus días normales en realidad. Pero bueno, su jornada escolar había finalizado, Kuboyasu no le habló mucho ese día, podría decirse que, lo normal como siempre había sido. Por algún motivo esperaba un poco más de interacción con el de cabellos morados, sin embargo él jamás se atrevería a decir en voz alta algo como eso.

Saiki caminaba con tranquilidad rumbo a su hogar, tenía algunas tareas que realizar para el día siguiente así que no deseaba perder tiempo, justo cuando caminaba pudo visualizar a Kaido yendo junto con Kuboyasu hacia otra dirección, probablemente iban a comer juntos; a Kaido se le miraba feliz mientras observaba con atención a Aren, este estaba narrando alguna historia de su pasado de pandillero. Saiki entonces enarcó una ceja, él no era una persona entrometida a propósito, su poder de escuchar los pensamientos ajenos era inclusive estresante para él, sin embargo, pudo apreciar el pensamiento de Kaido en esos momentos.

Yare Yare, no es de mi interés, voy a casa. . .

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.

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El día estaba magníficamente armonioso, todavía corrían aires fríos por toda la ciudad, no obstante, las personas estaban bien abrigadas, a diferencia de aquel día con la terrible tormenta helada, este día sí era disfrutable para todos. Por eso mismo Saiki estaba enojado; podría estar fácilmente en su cama en estos momentos, leyendo algo relajante o incluso tomando una rica siesta pero no, con su invisibilidad había seguido a Kuboyasu y a Kaido todo este rato, o más bien horas. Y ciertamente, no sabía si estaba solamente aburrido o también decepcionado porque Kaido era un simple cobarde que no expresaba lo que pensaba. Claro que eso podría traerle problemas pero de alguna manera quería saber cómo o qué iba a hacer Kuboyasu en esa situación.

Resignado, decidió que era tiempo de retirarse, ni siquiera había empezado la tarea, había desperdiciado prácticamente toda su tarde cuando los otros tuvieron únicamente platicas triviales o a su parecer tontas sobre temas sin importancia mientras degustaban su comida. Dió media vuelta dispuesto a marcharse sólo hasta que escuchó la voz de Kaido romper el silencio tranquilo de ambos.

—Oye Aren.— ¿Aren? Había olvidado que Kaido se dirigía a Kuboyasu directamente por su nombre, ah...— Tengo que hacerte una pregunta.

—¿Mm? Sí, qué sucede.— Kuboyasu estaba terminando su bebida.

—Bueno. . . Tú, ¿lo pensaste? Lo que te dije con respecto a... bueno, mis sentimientos.— Las mejillas de Kaido se llenaron de un color ligero carmesí, no miraba al adverso a la cara pero tenía una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.— Quería saber si nosotros... si tú... quisieras...

Los ojos de Saiki en ese momento se abrieron de par en par, ¿de verdad había sido tan directo con Kuboyasu? Estaba sorprendido, casi al mismo tiempo su cabeza giró hacia Kuboyasu, quien estaba mirando la mesa, se le veía pensante, ¿acaso el le diría que sí? ¿pensaba aceptarlo? El de cabellos rosas mordió suave su labio inferior, ¿acaso estaba preocupado por la situación?

— Shun.— habló Kuboyasu, el nombrado inmediatamente le regaló su atención.

—¡¿S-si?!

—¡Lo siento!— habló, poniéndose de pie, sus manos sobre la mesa mientras en un inicio, mantenía la cabeza gacha.— Perdóname Shun, sé que te dije que lo pensaría pero, ¡no puedo corresponder tus sentimientos!

Kaido sintió tristeza desde que escuchó ese "lo siento", sin embargo aún curioso por la respuesta final de su amigo, habló.—¿Por qué no?

—Yo... Estoy enamorado de alguien más.— Tanto Saiki como Kaido se sorprendieron en ese instante.

I fell in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora