I fell in love.

Miel sobre hojuelas.

No existían palabras en ese momento para describir la manera en que se sentía, sus ojos permanecían cerrados mientras podía escuchar a la perfección las cientos de palabras que salían de boca de todos. Apoyó suavemente su espalda contra el respaldo del asiento, estaba dispuesto, dispuesto a imaginarse que lo que había a su alrededor en esos precisos momentos no existía, y así, de alguna forma podía relajarse. Sin embargo, sabía que algo como eso solamente podía ocurrir en sus sueños; tan pronto como recargó su espalda sintió el peso del otro asiento caer fuerte. Su ceño se frunció ligeramente, lo cual ciertamente iba a dejar pasar, sino fué hasta que aquella persona deslizó su brazo por encima del hombro.

Yare yare.

Saiki abrió los ojos, y fué como si la realidad lo hubiese golpeado fuertemente. Suspiró profundamente para sus adentros, y continuó mirando hacia al frente, aunque tampoco era la mejor opción.

—¡¿Emocionado por el viaje, Saiki?!— La voz siempre inconfundible de Kaido interrumpió su paz, al igual que su brazo atrevido.

—¡Compañero nos tocó en el mismo equipo!— Aquél había sido Nendō que estaba asomado desde el asiento de adelante, entonces fué cuando Saiki recordó que estaba en el autobús camino al viaje escolar.

Junto a Nendō se encontraba Yumehara, los asientos los había asignado Hairo para que, convivieran entre todos incluso en el camino. No sabía si era bueno o malo pero, el equipo que se conformaba de seis estaba formado por nada más y nada menos que Kaido, Nendō, Teruhashi, Yumehara, Kuboyasu y él.

Lo cual, debería ser bueno debido a que su novio también conformaba dicho equipo, no obstante, cuando Kuboyasu estaba junto a Kaido se volvía incluso más tonto de lo normal.

—Chicos, ¿ya leyeron el itinerario y la guía de actividades de hoy? ¡La primera actividad será explotar y recolectar en equipos!— La emoción era palpable en el rostro de Kaido.

Cállate diez segundos.

—¡Ah! Es verdad Kaido-kun!— Yumehara se asomó desde su asiento.— La primera actividad es por tiempo, el equipo más rápido en encontrar todo y regresar ganará la mejor cena frente a la fogata, ¿no suena genial?— Inmediatamente los tres comenzaron a hablar estruendosamente sobre lo divertido que sería ser el equipo ganador, Saiki simplemente suspiró profundamente, esperando llegar pronto.

Cerró los ojos intentando encontrar paz.

Cuando los volvió a abrir, el sonido del autobús estacionándose fué lo que lo recibió, seguido de la gran mano de Kuboyasu quién despeinó amablemente sus cabellos.

—Kusuo. Llegamos.— le habló bajo pues supuso aún seguía medio adormilado.

—Hm, ¿ya estamos de regreso a casa y vamos a comer gelatinas de café hasta reventar?

—Pues... No, acabamos de llegar al lugar donde será el campamento...

—Ok, buenas noches.— Volvió a cerrar los ojos, acomodando la cabeza en el mismo lugar que antes. Kuboyasu suspiró y le sacó con cuidado los lentes al adverso.

—Kusuo vamos, si lo intentas será divertido, además, cuando estemos de regreso prometo comprarte muchas gelatinas de café.— Enarcó la ceja, esperando una respuesta. Saiki por su parte arrugó el entrecejo antes de pensar en dicha propuesta, sin mirar a los ojos a Kuboyasu en ningún momento.

—Yare Yare, ¿tienes dinero para eso?

—Eh... — Por supuesto que, todos los detalles anteriores que el de cabellos morados había tenido con su novio lo dejaron sin mucho para gastar; además, había comprado recientemente otro detalle más que todavía quería obsequiarle a Saiki. No quería decirle que estaba gastando mucho dinero en él.— Sí.