Te presento a mi novio.

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Otra semana tranquila había transcurrido para el joven psíquico, por el momento inclusive estaba más motivado de lo normal, ninguna novedad se había presentado para arruinarle su preciada paz. Saiko no lo había molestado nuevamente con el tema, salvo el hecho que recibió uno que otro paquete con gelatinas de café que por supuesto, no se atrevió a rechazar. Él no desperdiciaba ningún postre. Las actividades escolares por fin habían cesado, así que sólo asistían a sus horarios comunes. Todo estaba perfecto con Kuboyasu, Kaido y Nendō seguían actuando como de costumbre, Teruhashi y Yumehara también estaban con un ánimo bastante alegre pero tranquilo, simplemente estaba siendo otro inicio de semana perfecto. Saiki cerró los ojos, una sincera sonrisa se dibujó sobre sus labios, todo era paz, sólo hasta que alguien gritó su nombre.

—¡Saikiii!— la estruendosa voz captó su atención de inmediato, probablemente todos en el aula la escucharon. Y ahí estaba otra vez.— ¡Saiki! ¡¿Estás aquí?!

Ni siquiera quería voltear a verle, había decidido ignorarle por arruinarle por completo su día.

Pero toda persona era persistente.

—¡Ajá! Aquí estás, Saiki.— El adverso colocó sus manos sobre su cadera, en su rostro una amplia sonrisa le acompañaba.— Necesito que me ayudes con algo. Es importante.

—No, vete.

¡Pero, Saiki!— formó un pequeño puchero, intentando convencerle.

Qué asco, ahora vete con mayor razón.

—¡Saiki!

—Yare yare, Toritsuka.

En ese momento ambos notaron como alguno que otro de sus compañeros de salón, incluídos los amigos de Kusuo los miraban raro, sobre todo a Reita que no dejaba de gritarle a Saiki y a ojos ajenos, este ni siquiera había separado los labios.

—Idiota, llamas la atención.

—Pero de quién es la culpa, ven, ayúdame con algo.— Ni siquiera permitió que Kusuo se negara, lo tomó por su muñeca para tirar de el, y que lo acompañara fuera del salón. Reita no era más fuerte evidentemente, no obstante, Saiki prefería también la idea de salir a seguir llamando la atención de todos.

Caminaron un poco hasta una zona más apartada del salón del de cabellos rosados, justamente, la ventana daba hacia las áreas deportivas de la escuela.

—¡Aquí!— dijo, y soltó a Saiki.

—¿Y qué quieres?— Pareciera que no le tenía paciencia a Toritsuka pero es que realmente no le tenía paciencia. Lo miró apenas unos cuantos segundos antes de desviar su mirada hacia la ventana; un grupo de chicas prácticamente gimnasia en esos momentos, entonces se hizo una idea del porqué estaban ahí.

—¡Necesito que me ayudes a conquistar a mi futura novia!— Juntó sus manos, haciéndole un gesto suplicante.

No.

Saaaikiiiii.— cerró los ojos, inclinándose ligeramente hacia él, a lo que Saiki enarcó una ceja.

—¿Por qué yo? — cuestionó aunque realmente sabía de ante mano la respuesta.

—¡Porque necesito ser discreto!—Se incorporó, tomando por los hombros al contrario.—Mira, este es el plan, vamos a espiarla en su clase de gimnasia, obviamente no hay ninguna trampa detrás de esto, no tiene nada qué ver con el uniforme...

Pervertido.

Decía, y cuando esta termine vamos a seguirla para saber qué le gusta, entonces compraré esas cosas y así ella dirá algo como ¡Ow, cómo supiste que exactamente esto me gustaba!

I fell in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora