Complicaciones.

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Saiki estaba sudando en frío mientras intentaba regular correctamente su respiración, se sentía tan similar como cuando solía huir por algún insecto, sólo que esta apresurada huída no se debía a un pavor por alguna cucaracha, no. Estaba arriba de alguna cascada remota mientras intentaba asimilar, ¿Qué había pasado allí? Minutos antes con Kuboyasu, recordaba perfectamente que aquella sensación lo había invadido anteriormente, haciéndolo dudar hasta de si mismo y si aquello que le sucedía era normal.

Suspiró entonces, mirando la enorme caía que tenía enfrente de él.

Yare yare, un flashback.

Aren había ido a visitar a Saiki como usualmente hacia, no era raro verlo ahí de vez en cuando al finalizar las clases, o un día sábado por ejemplo, nunca se quedaba demasiado tiempo pues, aunque Kusuo no lo mencionara, él sabía perfectamente lo preciado que era la privacidad y paz para su novio. Ambos se encontraban en uno de los sillones de la sala de estar, Saiki estaba leyendo su novela de terror que ya casi terminaba mientras que Kuboyasu estaba jugando en su consola.

—¡Kusuo, gané!— le fué prácticamente inevitable gritar aquello a los cuatro vientos, a lo que Saiki simplemente frunció el ceño pues, le había arruinado la imagen mental de aquella escena tan terrorífica de su novela; esta acción no pasó desapercibida por parte del de cabellos morados, avergonzado, se giró sobre su lugar para poder rodear la cintura del adverso en un fuerte abrazo, pegándolo un poco más a el.— ¡Perdón, Kusuo! Kusuooo.

Saiki intentó ignorarlo, no porque estuviese molesto, simplemente porque así era él a veces y en esos precisos momentos quería disfrutar únicamente de su lectura. No obstante, con Kuboyasu las cosas siempre salían de otra manera a como las tenía previstas. Comenzó a sentir como el ex pandillero repartía múltiples besos por cada zona que lograba alcanzar; la sien, mejilla, mandíbula e incluso fué a parar hasta su cuello, en el cual, atacó con cientos de pequeños y húmedos besos que hacían estremecer al joven psíquico. Saiki intentó alejarse un poco de Kuboyasu pero debido a que era prisionero de sus brazos no pudo hacer mucho, haciéndose hacia un lado terminó por quedar completamente recostado sobre el sofá. Aren rió, porque al principio todo eso era un juego hasta para el, entonces se acomodó mejor sobre Saiki y continuó dándole besos en todos lados que sus labios tocaran.

—P-para.—Saiki intentó apartar el rostro de Kuboyasu sin pudor alguno del suyo, le empujaba las mejillas, la frente, incluso llegó hasta presionarle los lentes contra la cara pero este no tenía ni las más mínimas intenciones de quitarse. Escucharon el ruido de la puerta principal cerrándose, acompañado de un "qué te vaya bien, cariño" esa claramente era la voz de la mamá de Saiki.— Quítate.— amenazó, pero Kuboyasu encontró esto más que nada adorable, por ende, se acercó hasta acunar el rostro ajeno entre sus manos y prosiguió a besar a Kusuo; este ni siquiera se lo esperaba porque con Kuboyasu todo era impredecible pero, sólo correspondió el beso por la linda sonrisa que le había dado antes, sí, a veces era débil ante Aren.

No sabía con exactitud si era por cómo se estaban besando, o por el hecho de que Kuboyasu presionaba ligeramente su cuerpo al suyo, pero Saiki comenzó a sentirse diferente, como aquél día en la playa. . . En el agua. . . o cuando estaban en la habitación, o incluso detrás de un edificio de la escuela. . . Cada que su lengua rozaba contra la de Aren, sentía escalofríos muy poderosos hacerle temblar el cuerpo entero. Aferró sus indecisas manos a los hombros de Kuboyasu, arrugandole la prenda en el acto, y presionó más su cuerpo al del adverso.

I fell in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora