Una cita.

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No comprendía porque sus manos temblaban ligeramente al querer abrocharse por cuarta vez los botones de su camiseta color café, cuando se miró de cuerpo completo frente al espejo de su madre comprendió que no se veía bien, así que una vez más, se quitó casi todo lo que llevaba encima, quedando únicamente en ropa interior. Y suspiró, algo cansado así como también nervioso. No sabía con exactitud porqué se sentía de esa forma, Kuboyasu lo había invitado a tener una cita, mencionandole que no era necesario tener una fecha especial para que hicieran algo especial. Ya llevaban casi tres meses juntos, juntos como novios, bien era cierto que Kuboyasu todavía lograba ponerlo nervioso, avergonzado, tímido, de muchas maneras sólo por decir algunas, lo que más le causaba intriga a Saiki era el hecho de que esto iba aumentando en lugar de ser lo contrario. En más de una ocasión en sus novelas que a veces leía con atención, se mencionaban parejas las cuáles perdían chispa u amor con el paso de su relación, sin embargo, él sentía que con Aren era todo lo contrario, cada vez este lo hacía sentirse más desprotegido pero de una forma espiritual, como si el mayor ahora conociese más de él, de sus gustos, de sus gestos, sus manías, e incluso de su cuerpo. Sus mejillas se colorearon entonces de un rosa intenso al recordar las dos ocasiones que él y Kuboyasu habían tenido relaciones sexuales, o como las personas solían decirle a parejas enamoradas, hacer el amor.

Se miró fijamente en el espejo, estaba en la habitación de sus padres pues estos habían salido a un lugar que realmente no le interesaba. ¿Era posible que Kuboyasu le gustase cada vez más? Recordaba que Aren le había dicho algo parecido el día del evento escolar pero sencillamente carecía del saber si era posible sentir tanto amor por una persona ajena a la familia, porque de alguna forma u otra él quería a su familia, quizá a su hermano no tanto, pero con Aren, todo se sentía de una forma diferente.

Se mordió ligeramente el labio inferior antes de recuperar la compostura, ni siquiera en la soledad de su casa se permitía ser de esa forma, no se sentía del todo él. Finalmente optó por ponerse una camiseta color blanca, encima de esta se colocó una sudadera café, su pantalón era de color café más oscuro, se peinó unos cuantos cabellos hacia abajo, pero finalmente se arrepintió y despeinó sus cabellos.

Y suspiró, otra vez.

Cálmate, sólo es una cita, ya hemos salido antes... aunque mayormente es junto a Kaido y Nendō, o con las chicas, estos últimos días también con Toritsuka... Yare yare, ¿qué acaso no salimos sólo nosotros dos?

Recordó entonces que, eran pocas las veces donde Kuboyasu lo invitaba a tomar un café sólo ellos dos, siempre a lugares tranquilos así como privados, o también solamente iba a su casa, sus padres ni antes ni después de saber que son novios le negaron la entrada, pero no es que hicieran gran cosa, sólo acostarse en la cama un rato, ver películas, jugar algún videojuego o incluso estudiar. No consideraba nada de eso aburrido, por el contrario, era lo que a él más le gustaba, entonces se preguntó internamente, ¿Él qué había hecho por Kuboyasu? Su mirada se fijó justo en su teléfono cuando este sonó, era un mensaje de Aren, indicándole que estaba a nada de llegar. Suspiró por tercera vez en el día, su diestra se deslizó por el pequeño llavero del osito con bufanda que Kuboyasu le había regalado el día del parque de atracciones. Al parecer fué cierto, siempre lo llevaba a todas partes.

Tomó su maleta con sus cosas en ella y se teletransportó a la puerta de su casa, abrió esta exactamente unos cinco segundos antes de que Aren tocara. Aren parpadeó confundido, antes de sonreírle como solía hacer.

—¿Estabas espiando por el picaporte hasta que yo llegara?— bromeó, mirando a Saiki con discreción de pies a cabeza, realmente le parecía el chico más lindo que haya conocido en su vida.

—No, fué coincidencia.— afirmó, aunque Aren fuese lo más discreto posible Saiki sabía que lo estaba mirando.— ¿Qué sucede?

—¿Eh?— levantó ambas manos, negando rápidamente con las mismas, un poco nervioso por ser descubierto.— ¡No, no! Nada, es sólo que... Te ves muy precioso hoy...—Aren sintió la atenta mirada de Saiki encima suyo.— Tú me entiendes, muy guapo... Eso, quise decir no sé si las otras expresiones te molesten.

I fell in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora