Como en el pasado.

3.6K 307 263
                                    


El secreto. Un secreto para ser precisos era lo único que necesitaba para darse un poco de paz mental, nuevamente, aunque realmente no la necesitaba. Era como un hobbie que al mismo tiempo se había vuelto necesario; sabía cosas sin comprobar que le comían la cabeza, pero ya no más.

Estaba en esos momentos caminando por los pasillos escolares, afortunadamente el toque del receso había sonado hace apenas unos cuantos segundos, tenía tiempo para comenzar a indagar. Sus ojos curiosos viajaban de un lado a otro mientras miraba rápidamente a las personas que pasaban, era demasiado observador e inteligente para poder hacer dos cosas o más al mismo tiempo. Por ello, cuando pasó un rostro conocido inmediatamente dirigió sus pasos hasta este.

—¡Hola!— por primera vez utilizó palabras cortas, sólo para captar la atención, en su rostro se dibujó una amplia y quizá, espeluznante sonrisa. El adverso le miró, un poco asqueado a decir verdad.— Mucho gusto creo que todavía no nos conocemos como debe ser, mi nombre es Touma Akechi aunque puedes decirme realmente como más gustes para mí no es ningún problema aunque estoy seguro que si usas mi nombre en lugar de mi apellido las demás personas pensaran que somos amigos de toda la vida aunque a mí realmente no me molesta la idea de ser tu amigo, ¿necesitas amigos? soy muy bueno para escuchar y también sé relatar historias de te-

—¡Basta! ¡Pobre, basta de hablar!— Saiko frunció el entrecejo claramente irritado, ni siquiera le había puesto atención a la mitad de cosas que el contrario mencionó con velocidad.—¿Quién rayos eres?

—¿Pobre? Es un sinónimo muy amplio de utilizar ya que la palabra pobreza deriva de escasez o carencia de lo necesario para vivir teniendo esto en cuenta las personas que asisten a la escuela realmente no son pobres ya que pueden pagar los servicios que el instituto brinda así como los gastos extras que los proyectos o tareas escolares requieren aunque en todo cas- — Saiko inmediatamente colocó un billete en la boca del adverso para hacerlo callar, este seguía murmurando aún con la boca cubierta.

—Te daré mil dólares pero cállate ahora.— Prefirió recurrir al siempre confiable dinero, o sus oídos podrían dolerle en cualquier momento.

—¡Ah!— Akechi sonrió, inclinándose un poco hacia adelante para mirar a Saiko.— No necesito en realidad tu dinero afortunadamente mi madre es una buena emprendedora aunque nuevamente no quiero desviarme del tema así que te diré lo que te vine a preguntar desde un principio y-

—¡Pregúntame ya!

—¿Conoces a Saiki Kusuo?— sus ojos se abrieron un poco más, esperando una respuesta. Saiko se sorprendió al escuchar ese nombre, cómo no iba a conocerlo si este lo había rechazado anteriormente, aún se negaba a la idea, pero no entraría en ese tema ahora.

—¿Por qué preguntas eso?— cuestionó, enarcando una ceja.

—¡Ah! Ya veo sí conoces a Kusuo en realidad pude notarlo desde que te hice la pregunta tus expresiones corporales lo revelaron todo, ¿sabías que las expresiones que las personas hacemos involuntariamente son las que más demuestran sinceridad que nuestras palabras? Es increíble como nuestro propio cuerpo nos juega en contra en momentos importantes-

—¡Espera! ¿Por qué le llamas por su nombre? ¿Eres cercano a Saiki?

—¿Kusuo y yo? somos viejos amigos podría decirse que éramos mejores amigos muy unidos muy cercanos así que dime, ¿has notado en Kusuo en comportamiento recientemente extraño o fuera de lo normal? ¿lo has visto con un humor diferente o haciendo cosas raras? ¿lo has visto estar demasiado concentrado en un punto fijo o de la nada?— Akechi le sonrió, y Saiko sólo podía pensar en que era una persona sumamente rara, quizá la más rara que había conocido hasta ahora por encima de Nendō.

I fell in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora