Capital humano, social y con K

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El origen de la palabra capital viene del latín y guarda relación con perteneciente a la cabeza. Relacionado a las finanzas personales, hay tres fuentes de capital que nos afectan; el capital humano formado de todas nuestras capacidades personales, experiencias y educación, el capital social que es el poder de nuestra red de contactos, y el capital con K que es el capital económico.

El capital humano tiene un componente intrínseco que es el genético, algunas personas tienen mejores condiciones desde el nacimiento para ser mejores atletas, científicos o artistas por ejemplo, y está el componente que se desarrolla con esfuerzo a través de la educación y de la experiencia.

Por su parte, el capital social es el poder y alcance de nuestra red de contactos, desde la más básica como la familia, pasando por los amigos y contactos profesionales.

Finalmente está el capital económico, que es la acumulación de bienes y servicios con los que contamos.

Lo importante es que las tres fuentes de capital son claves en la vida, imaginemos alguien que quiere poner un negocio, de partida si no cuenta con el capital humano para que se le ocurra la idea de negocio y sepa cómo implementarla no pasará de la etapa inicial, así mismo con el capital económico, sino cuenta con los recursos para financiar la inversión no pasará de ser de una bonita idea en un cuaderno, por último queda el capital social que actúa como un comodín, si no se tiene el capital económico se puede conseguir con alguien de nuestra red de contactos, asimismo con el capital humano, sino se nos ocurre una buena idea o no tenemos la capacidad de implementarla podemos buscar personas que si las tengan.

Ahora bien ¿qué capital debiéramos preocuparnos de desarrollar? la respuesta depende de que nos hace falta, acá entran a jugar los beneficios marginales, mientras más tenemos de algo menos valor nos aporta; imaginémonos que tenemos sed, el primer vaso de agua que tomemos nos sacia mucho más que el segundo, y el tercero es innecesario. Consideremos el siguiente ejemplo relacionado al capital humano, sin desmedro de los que siguen el camino académico, el beneficio (en expectativas salariales) de hacer un post doctorado después del doctorado es significativamente menor que el beneficio de estudiar pregrado en la universidad después de haber terminado el colegio. Asimismo, pasa con las otras fuentes de capital, después de cierto punto no vale la pena el esfuerzo.

Relacionado con lo anterior, está el dilema de las expectativas versus la realidad, en que a veces hacemos cosas porque son socialmente aceptadas pero no nos reporta un beneficio real, consideremos por ejemplo el caso de tener que escoger entre estudiar alguna carrera técnica versus una universitaria, si uno revisa las expectativas de renta y empleabilidad hay varias carreras técnicas que tienen mejor futuro que las universitarias, además que involucra un menor endeudamiento y tiempo para terminarlas, pero las personas en su mayoría aún prefieren tales carreras universitarias, si es por motivo de vocación y los hace más felices está bien, el problema es cuando es por motivos aspiracionales de falsa aceptación social, lo que a la larga termina con personas infelices y endeudadas.

Respecto al capital económico y social en otro texto profundizaremos sobre ellos, pero como moraleja, diversifique, trate de desarrollar distintas fuentes de capital, a la larga será un mejor colchón en la vida y podrá dormir más tranquilo.

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