Park había perdido la esperanza en sus relaciones anteriores, hasta que sin saber cómo había caído flechado por una chica.
El único problema era que ella apenas era una niña de diecisiete y él un tipo de veinticinco.
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Una sonrisa se formó inconscientemente en el rostro de Jeon al recordar todo lo que pasó después de aquel accidente, había sido muy divertido.
"El cumpleañero corrió al sofá donde se encontraba la pareja y se sentó en medio provocando risas y quejas entre nosotros.
—Ya lo sabía.
—¿Que sabías, tonto? —le siguió JiMin alzando una ceja.
—Sospechaba desde que conocí a Suni que ustedes dos andaban juntos. —infló su pecho orgulloso y la pareja se miró sorprendida. —Son malos para disimular, se veía que se gustaban hasta Marte. —alargó y sonrió victorioso.
—No le puedes decir a nadie, Dawon. —amenazó su hermano. —O juró quemar el regalo de la repisa.
—¡Hey, JiMin! No te atrevas, tu no lo pagaste. —Jeon defendió con un lindo puchero mientras rodaba los ojos y los ignoraba mirando a otro lado.
—Alguien está castigado.
—Dawon, vete. —avisó.
—Yo no he tenido novia, pero se nota que eres el típico novio cara dura. —siguió burlándose en su cara.
JiMin suspiró frustrado antes de tirar del sofá a su hermano entre una pelea no tan seria.
—¡No me hagas golpearte! —amenazó el menor rojo del coraje. —No es mi culpa que seas tan mal novio.
Apenas Dawon tocó el suelo, su mamá llegó y miro la escena.
—¡Dawon! ¡JiMin! —habló molesta. —¿Qué es esto, ¿eh? Los invitados ya están comiendo la gelatina y ustedes agarrándose a golpes. —reclamó antes de levantar del sofá a Jeon.
—¿Qué haces? —ambos reclamaron al ver como Jeon era arrastrada lejos de ellos.
—Llegó para un cumpleaños, no sean mal agradecidos."
Al final, terminó ayudando en algunas cosas y comiendo una buena porción de gelatina.
—¡Jungkook! —tomó a Mochi y salió corriendo con prisa hacia el cuarto de mi hermano.
—Pensé que no llegabas. —se sentó en la cama y palmeó invitándola a estar a su lado.
Sonrió y se subió después de quitarse los zapatos a su lado.
—¿Y ese peluche? —cuestionó con una voz de celos antes de examinarlo. —Huele a perfume.
—Me lo regalo Miya... dijo que necesitaba dueño y aquí me tienes. —Jungkook asintió mientras miraba su computadora.
—¿Tiene nombre? —escribía en el teclado mientras cuestionaba, conocía a la perfección su costumbre de nombrar a peluches.
