Su cabeza giraba de un lado al otro tratando de entender y ver lo que sucedía a su alrededor.
Un chico portaba sus lentes cuáles le ayudaban a poner las diminutas sillas en orden, su nuevo proyecto estaba casi lista.
—El pegamento, por favor.
Con rapidez buscó entre una caja lo que pedía y se lo entregó, aquella chica estaba orgullosa de ser la asistente del próximo arquitecto, su hermano.
Movía pacientemente sus piernas en aquella silla alta mientras esperaba que terminará de colocar toda la mudanza en orden.
—¡Listo! La nueva casa estar perfecta, buen trabajo Suni. —su hermano celebró con una sonrisa y ambos chocaron sus manos. —Eres una excelente asistente.
—Gracias, Jungkook.
El chico envolvió en un abrazo a su hermana antes de besar su frente como recompensa.
Miraron satisfechos la diminuta casa que estaba en aquella mesa en la sala. Era tan linda y acogedora que a la menor le sobraban ganas de meterse ahí.
Bueno, tal vez había exagerado un poco.
—¿Quieres pedir comida?
Eran pocas las veces que pedían comida a domicilio y más pocas las veces que le dejaban a la menor pedirlo.
—¡Si, ya lo llamo!
Sus largos cabellos rebotaban a cada paso que daba con prisa hacia el teléfono cerca de la cocina.
Marcó los números que se sabía de memoria y espero ser atendida para poder dar las órdenes que siempre acostumbraba a comer ambos, dio la dirección y agradeció.
Colocó sus zapatos y abrió la entrada mientras en una mano apretaba en un puño el dinero para pagar la comida.
Un auto se estacionó casi enfrente de su casa, espero algún movimiento de parte de este, pero nada.
Intentó ignorar aquello con todas sus fuerzas, pero tal vez su gran curiosidad le hizo acercarse a pesar de saber que podría correr peligro.
Si pasaba algo, solo gritaría para que a la persona que le sujetará le dolieran los oídos, por algo sus gritos eran los peores.
Se acercó algo precavida y al estar casi enfrente dio un salto algo sorprendida por ver el cristal del auto bajar.
No es que no supiera que los cristales hacían eso, claro que lo sabía, solo le había asustado el acto tan repentino.
—¿Se le ofrece algo? ¿Se ha perdido? Estás calles casi no las frecuentan muchos.
Aunque tratara de buscar el rostro de aquella persona solo podía ver una enorme gorra y la parte baja del rostro.
—¿Vive en aquella casa? —preguntó el hombre y ella hizo una mueca, claro que no iba a responder eso. —Tiene una entrega.
Le extendió un sobre color blanco, común y corriente.
—¿Es el señor de paquetería? —tomó con la punta de las manos la carta algo desconfiada.
—Solo fui contratado por una persona, quería darle una carta a una chica que vivía en aquella casa. —mintió descaradamente antes de toser. —Si me disculpa, tengo que entregar más cosas.
El cristal fue elevado y el auto arrancó desapareciendo lo más rápido que pudo el conductor.
Tiró al pasto la carta y se limpió los dedos, había escuchado en la televisión que podía haber tóxicos que lograrán usar los secuestradores para desestabilizar a sus víctimas.
No era paranoica, pero debía tener precaución.
Pensó en las señales que habían dicho los locutores de la televisión, papel rasposo y entre más lo tocas más suelta aquel tóxico logrando que la piel la absorbiera y tuvieras un trágico final.
Bien, nada había fuera de lugar, solo el chico tratando de ocultar su rostro haciendo un pésimo trabajo en ello.
Tomó la carta del suelo y la abrió encontrando un escrito en la hoja.
Leía de forma lenta y atenta cada cosa que decía, una diminuta sonrisa se asomó en la comisura de sus labios.
Decía cosas bonitas de la chica, describía con perfección cada diminuto detalle que ella sabía que tenía.
Su rostro se pintó de un color rojizo mientras trataba de no reír ante las lindas palabras que le había escrito.
Todo de ella estaba fascinado, no sabía que tenía esa carta, pero le hacía sentir muy bonita y querida.
Pero alguien enfrente suyo estaba algo confuso y apurado en que tomara la bolsa que le daba con el pedido.
—Su pedido.
Repitió algo cansado con su tono de voz y suspiró cuando logro sacar de la ensoñación a la joven que guardo la carta tan rápido como pudo para tomar la bolsa.
—Gracias y lamento lo que vio. —le extendió el dinero y el muchacho se fue de ahí sin decir mucho para continuar su camino con su moto.
Suspiró profundamente mientras tocaba sus mejillas y daba golpes en ellas, realmente se había puesto muy roja.
Estaba de más decir que le había encantado.
Corregido finalmente.
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A Boy Stranger «PJM; BTS»
Fiksi PenggemarPark había perdido la esperanza en sus relaciones anteriores, hasta que sin saber cómo había caído flechado por una chica. El único problema era que ella apenas era una niña de diecisiete y él un tipo de veinticinco. ❛ ♯:₊˚🎀 ۪*ૢᝂ ;;𝑫𝒆𝒕𝒂𝒊𝒍�...