Esa misma noche, Harry Fitzgerald recibió una llamada en calidad de urgente cuando estaba instalándose en su casa de veraneo. Un anónimo le había dejado dicho que tenía una importante propuesta. La cita se pactó a las diez en punto, en un bar poco concurrido, y nada a lo que estaba acostumbrado Harry.
El presuntuoso millonario llegó puntual y pidió le sirviesen un chupito de tequila. Después consultar su Relox tres veces y cuatro caballitos, se convenció de que todo había sido una broma. Puso entonces, un billete de los grandes en la charola del centro, suficiente para pagar los tragos y una excelente propina.
-Buenas noches Señor Fitzgerald, disculpe la tardanza- dijo un hombre de mediana edad, sentándose frente a él.
-Sí hay algo que me revienta es que me hagan esperar ¿Quién demonios es y que quiere?
-¿Le suena el nombre de Iván Orozco?
Harry se soltó a reír a carcajadas, levantó la mano y pidió una ronda para los dos.
-¿Qué le causa hilaridad?-Es usted el sujeto que calumnió a David Garrett- la ronda llegó y se la bebió de un trago- Debo decirle que la noticia me hizo mucha gracia, tuvo su chiste inventar que estaba borracho.
-No estoy aquí para que se burle de mi. Lo que le quiero proponer es algo que nos podría beneficiar a los dos.
-No veo en que me pueda beneficiar usted.
-Yo sé que usted y David no son los mejores amigos- chupó un limón y bebió la mitad del caballito- Y también sé que usted haría lo imposible por verlo hundido.
Harry cruzó los brazos y frunció el ceño. Las palabras del columnista estaban irritando de sobremanera, el siempre se mofaba ser autosuficiente y no necesitar de nadie.
-No entiendo lo que me quiere decir. Y la verdad no me interesa mucho el tema. Mejor trabaje en rescatar la poca de credibilidad que le queda- Se paró dispuesto a salir de ese bar de mala muerte y olvidar que eso pasó. Caminó hacia la puerta cuando Iván le gritó.
-Si quieres, te puedes ir. Así como te fuiste cuando un pequeño niño te quitó tu lugar en la sinfónica.
Recordó esa triste escena, cuando un niño llamado David llegó a la sinfónica, con más habilidad y carisma que el que pretendía ser la nueva promesa del violín, y que durante una presentación lo opacó. Y sintiéndose rechazado desistió en la música y lo culpó por lo infeliz que se sentía, viviendo la vida que el siempre soñó.
-No hable de lo que no sabe.
Iván supo al instante que había dado en el clavo. Miró satisfecho como Harry regresaba a sentarse a la mesa.
-¿Qué es lo que quiere hacer?
-Es muy sencillo, la mayor parte del plan es cuestión de esperar.
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Canto de lluvia
RomanceEl afamado violinista David Garrett, artista internacional y eterno soltero, junto con su banda de músicos y grandes amigos, están a punto de terminar una larga gira internacional en una pequeña ciudad con la intención de trabajar después el lanzami...