Capítulo 30. Cena sorpresa

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La tarde noche estaba oscurecida más de lo normal, durante todo el día hubo amenazas de ligeras lloviznas, cosa que no sucedió, en cambio, un gélido viento se hizo presente a eso de las 3 de la tarde.

La jornada en D'Arte terminó puntual para Carolina, pero Israel aún tenía algunas cosas por hacer. La joven tomó su bolsa y se puso el abrigo mientras se despedía de su colega. Bajó hasta la último piso y salió. Afuera, los faros empezaban a iluminar las calles, miró alrededor, y antes de bajar la escalinata vio a David frente a ella, con su encantadora sonrisa y vestido con elegancia.

-Buenas noches bella dama- saludó con una reverencia y le besó la mano.

-Buenas noches valiente caballero ¿A qué se debe el milagro de su presencia?

-He venido por vuestra majestad para llevarle a cenar las mas exquisitas delicias que existen después de sus labios.

- Adelante entonces, que la noche es joven.
Carolina lo tomó del brazo y caminaron hasta la puerta del Ferrari 250 GTO 1963, David le abrió la puerta y ella entró, después el subió en el asiento del conductor.

Israel los observó atentamente desde la ventana de su oficina, de inmediato reconoció a David Garrett. No le gustó nada lo que vio. Se puso muy serio, en ese momento le dieron ganas de bajar e impedir que Carolina se fuera con el  violinista. Pero se contuvo y regresó al trabajo.

Todo el camino las personas admiraron el magnífico vehículo, y aunque era rápido como gacela, David demostró sus habilidades sobrehumanas de conducción.

-¿De donde salió esto?- preguntó Carolina curiosa.

-Me lo prestó mi "Hada Madrina" hasta la media noche.

-Es muy hermoso.

-Tu eres hermosa.

Llegaron al restaurante Gioia divina situado en la orilla de un acantilado a un lado del mar, David entregó las llaves al valet parking y le abrió la puerta a su acompañante, y los dos entraron del brazo, y después de comprobar la reservación los condujeron a la mejor mesa, la vista al mar era imponente. Incluso tenían a un magnífico dúo de canto y piano, en ese momento improvisaban sobre a sky full of stars de Coldplay.

En cuanto se sentaron, un mesero se acercó a entregarles la carta y les tomó su orden. En una​ mesa muy cercana se encontraban tres mujeres que al ver​ a la pareja comenzaron a cuchichear, Carolina las miraba por encima del hombro de David.

-¿Todo bien, cariño? ¿Pasa algo?

-No, nada- dijo Carolina disimulando su descontento.

David identificó hacia donde se dirigía la mirada, giró para buscar la fuente y al encontrarse sus ojos con los de las comensales soltó un involuntario suspiro y la tomó la mano.

-No te preocupes preciosa, no les hagas caso. En este momento solo estoy para ti.
-¿Para qué me trajiste a esta elegante cena? Debo admitir que esto no me pasó por la cabeza.

-Se utilizar muy bien el factor sorpresa- bebió un sorbo de la copa de vino que les habían servido como aperitivo​ y le acarició el cabello- Y con respecto a la pregunta, aún no puedo decírtelo, espera solo un poco.

-De acuerdo, pero no prometo nada.

Canto de lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora