El cielo se teñía de colores rojizos y púrpuras, el sol se estaba escondiendo detrás de grandes edificios. Carolina contemplaba el atardecer desde una ventana del piso más alto.
-Estás preocupada por algo- dijo un hombre parándose junto a ella.
Su nombre completo, Israel Ocadíz; hombre alto, de cabello castaño largo, con algunas canas y eternamente sujeto con una goma, ojos aceitunados, barba de leñador. Siempre con algo que decir y una forma peculiar de hacerlo, una vos calmada y siempre modulada con la que aparentaba tener infinita paciencia. Siempre cortés, carismático y agradable. Hablaba tres idiomas: español, sarcástico e irónico.
-No exactamente, me pregunto en dónde dejé mi chamarra.
-Pues si la prestaste, temo decir que no te la regresarán.
-¡Es cierto!- recordó y se llevó una mano a la frente- La presté.
-¿A quién se la prestaste?
-A un hombre que encontré vagando por la calle.
-¡Uy! Que alma tan caritativa tienes- hizo un puchero.
Carolina se echó a reír.
-No es lo que crees- sabía que al decir eso ya le estaba dando la razón- es un extranjero que se perdió en la ciudad y andaba bajo la lluvia.
-¡Ah! Eso significa que se irá del país y no te la devolverá. Que mala suerte.
De improviso un relámpago cruzó frente a ellos, muy cerca y dio contra en pararrayos del edificio de enfrente, simbrando las construcciones aledañas. Ambos se sobresaltaron por el ensordecedor rugido de la electricidad.
-Cuando había tormenta eléctrica, mi abuela nos hacía cerrar las cortinas y subirnos a las camas.- comentó Carolina.
Los dos se alejaron de la ventana y se dirigieron a sus cubículos, la lluvia comenzó a caer.
Ellos trabajaban como escritores en la importante revista de arte clásico "D'Arte", sus oficinas estaban en el más importante edificio de la ciudad. La revista les permitía elegir los temas sobre los que escribían, sobre todo si eran de interés actual o general.
Carolina había estado trabajando en un artículo sobre un museo que había visitado una semana atrás. El lugar era impresionante: un edificio que data del siglo XV había sido donado para tal fin, tenia un jardín botánico al centro y la salas tenían óleos de diferentes épocas. Saldría en la edición de este mes.
El editor en jefe entró a la cubículo de Carolina e Israel.
-Buenas noches- luego se dirigió a Carolina- necesito alguien muy capaz e inteligente para hacer una entrevista urgente.
-En otras palabras, hicieron una rifa y tu saliste premiada- dijo Israel riendo.
-¿De quién se trata?
-Un artista polémico.
-¿Dónde lo encuentro?
-Esa es la parte en la que necesito alguien muy capaz e inteligente...
-Entonces ¿Para cuando la quiere?
-Para ayer.
-¡¿Por qué me dice hasta ahora?!
-La persona que la haría hoy renunció por que se va a ir de vacaciones al Caribe.
-Uff, bueno. Tendrá su entrevista.
-Deja te anoto los datos.
Escribió en un papel el lugar y hora acordadas, también le dio el esquema de la entrevista. Ella lo leyó y se puso la gabardina para salir de una ves, por que tenía solo media hora para llegar y preparar la entrevista.

ESTÁS LEYENDO
Canto de lluvia
RomanceEl afamado violinista David Garrett, artista internacional y eterno soltero, junto con su banda de músicos y grandes amigos, están a punto de terminar una larga gira internacional en una pequeña ciudad con la intención de trabajar después el lanzami...