Capítulo 5. Sorpresa, sorpresa

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Faltaban diez minutos para que empezara el concierto, Carolina estaba sumamente molesta, al parecer Christian no se presentaría, incluso, quizá le había regalado su boleto. No sabía quien era ese David Garrett, y por los comentarios de las chicas era guapísimo y tocaba rock.

Miró el reloj de nuevo, << no vendrá, pero bueno, conoceré David Garrett el sueño de muchas chicas aquí presentes y no tuve que gastar ni un solo centavo>>.

Las luces se apagaron, en el escenario a oscuras unos pasos retumbaron. El sonido comenzó con una notas de la guitarra. La luz se encendió apuntando las escaleras de una de las entradas. Ella giró para ver a la estrella, comenzó Casimir. Los gritos de las mujeres se hicieron presentes. En las pantallas que estaban a los lados del escenario saltó la imagen de Christian con un violín en sus manos.
Carolina quedó boquiabierta, no lo podía creer.

Pasó frente a ella, le guiñó un ojo, la mujer de a lado le felicitó por lo afortunada que era al recibir ese gesto del violinista.

En un instante estaba arriba del escenario, tocando con los integrantes que ella había visto esa misma tarde. Sin saber estuvo con el afamado grupo, tartamudeando como una chiquilla.

-¡Buenas noches!- dijo David después de terminar la canción y todos los afectos y aplausos cayeron como aguacero- Muchas gracias a todos por venir hoy.

Luego una explosión de aplausos y gritos siguió.

-Hoy quiero hacer algo muy especial- se fue caminando hasta el extremo del escenario donde estaba Carolina, se inclinó y con un brilló especial en los ojos se dirigió a los almendrados- ¿Cuál es tu nombre?

-Caro... Carolina.

De inmediato los empleados de la sala de conciertos la condujeron hasta el escenario.

-Por favor- él le extendió su brazo, ella lo tomó y se fueron a sentar al sillón.
<< si estas mujeres supieran que hace un rato estuve con él...>>

-Y bien Carolina ¿Es la primera vez que vienes?

-Si, y la verdad es mucho mejor de lo que decían.

Ambos se dirigían miradas de complicidad.

- Muy bien- le besó la mano como todo un caballero, se puso de pie, hizo una señal y comenzó a tocar la banda.

Le pasó un brazo al rededor y comenzó a tocar, mejilla con mejilla. Ella pudo ver lo  rápido que se movían sus dedos. De todos los lugares de la sala se escucharon explosiones espontáneas de emoción.

-Todo imaginé, todo, menos verlo a usted en el escenario. Ahora se por que dijo que lo había salvado- susurró para que no se oyera por el micrófono.

-Son sorpresas del destino- entonces le plantó un sonoro beso en la mejilla.
Las asistentes al concierto gritaron de la emoción. A Carolina se le puso roja la cara.

-¡Ay Dios! ¡Siento que me revientan las mejillas!

Canto de lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora