Yᴏᴜɴɢ ᴀɴᴅ Bᴇᴀᴜᴛɪғᴜʟ // Kᴏᴏᴋᴍɪɴ

06

Era algo de todos los días. Y algo que no entendía.

Jimin caminaría con la cabeza gacha por los pasillos, contando los segundos porque parecía estar cronometrado los empujes que recibía a diario.

Esta vez fue un tipo de último año, mucho más grande que él en altura y tamaño. Venía acompañado de su grupo de tres amigos cuando colocó sus grandes manos en su pecho para luego empujarlo contra los casilleros. Fue inevitable no hacer una mueca de dolor cuando su espalda protestó el maltrato, alzando su rostro cuando los encontró con sus miradas burlescas mientras reían y se alejaban de él, soltando algún que otro comentario no demasiado amable hacia su persona.

No entendía qué causaba en ellos. ¿Satisfacción? De todas formas, no es como si fuera a detenerse y preguntarles por qué lo hacían. No, era mejor no llamar más la atención de lo que ya lo hacía. A veces deseaba ser completamente invisible para evitar que cosas como estas le pasaran.

- No deberías dejar que te traten así- le había dicho Taehyung esa tarde, luego de que, estando almorzando en la cafetería del Instituto, el mismo grupo decidió hacer otra de sus bromas al colocar su pie en el camino de Jimin para que tropezara, arrojando su almuerzo por el suelo- Dejarán de reírse cuando los acuses con algún profesor.

Jimin simplemente había negado, recogiendo la comida para después arrojarla en el cubo de basura. No iba a hacer eso. Si lo pensaba bien, siempre podía ser peor. Lo que a él le hacían cada tanto no era tan grave como Taehyung lo hacía ver.

Taehyung era demasiado amable con todo el mundo, teniendo cero tolerancia con ese tipo de trato para con nadie. Demasiado bondadoso, enfureciéndole el mínimo acto de vandalismo. Siempre le repetía que no se merecía aquello. Pero Jimin ni siquiera sabía qué es lo que se merecía entonces. Si es que merecía algo.

Por eso, cuando tuvo su sesión con la psicóloga esa tarde, le descolocó un poco una pregunta en particular. Él se había quedado observando uno de los cactus que a ella le gustaba tener sobre su escritorio, tratando de darle vueltas al asunto e intentar encontrar una respuesta.

- ¿Qué es lo que me hace feliz?- el repitió en un hilo de voz, a lo que la mujer asintió, esperando pacientemente a que elaborara su respuesta. Alzó su mano hacia el cactus, rozándolo apenas con su dedo, haciendo una mueca cuando se pinchó con las espinas del mismo. Era bastante curioso cómo podía identificarse un poco con esa pequeña planta. Verla allí, ocupando el espacio que podría estar usando otra planta mucho más importante que ella. ¿Qué era el cactus más que un insignificante objeto lleno de espinas, algo que ni siquiera podía considerarse una bella flor? Para él, era la nada misma. Jimin era nada. Un recipiente vacío- ¿Qué diría si le dijera que nunca he sentido tal cosa como la felicidad?

Llevó su mirada hacia la mujer cuando pasaron un par de segundos en silencio. Su psicóloga lo observaba con cierta curiosidad, no creyéndole del todo sus palabras- Te diría que estás equivocado. Todos, sin excepciones, encontramos la felicidad en cualquier aspecto de la vida. Así sea en pequeñas cosas que podrían significar nada para otras personas.

- ¿Acaso estamos obligados a sentir algo?

- Las emociones pueden ser una guía para nuestra propia felicidad, Jimin. Cuando asociamos algún recuerdo con nuestras emociones, podemos identificarlas y saber si queremos repetirlo para volver a sentir aquello que nos provocó algo- explicó ella, mas sus labios formaron una línea cuando notó que el chico no parecía comprender del todo sus palabras- Te daré un ejemplo. Algo que me produce felicidad es cuando me subo a mi coche y escucho mi música favorita después de un largo día de trabajo. Me alivia y quita el estrés. Yo sé que eso me produce felicidad, aunque pienses que para ti es algo ridículo o incluso aburrido. Pero sé que cuando regrese a mi casa, me iré con una sensación de felicidad.