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Las voces a su alrededor lo distraían de su lectura, pero no podía quejarse cuando la verdad era que no podía estar leyendo cuando todo el mundo estaba ocupado tratando de organizar el evento que se aproximaba en el instituto.

La última vez que había participado en uno fue para la celebración de la primavera hace algunos años atrás. No había hecho mucha falta que el alumno a cargo le insistiera demasiado en presentarse para un número porque Jimin, extrañamente, había sido uno de los primeros en ofrecerse para actuar. Tal vez era porque a los demas no les agradaba demasiado el número que iban a presentar, pues la escenografía estaba llena de colores cálidos y especialmente el rosa, mucho rosa por las flores de cerezos; esas que tanto admiraba Jimin en su camino a casa cuando la primavera llegaba. O tal vez era porque muchos tenían una masculinidad frágil y no podían soportar estar rodeado de dichos colores.

Como sea, Jimin se presentó a cada uno de los ensayos de la obra y practicó a solas en su habitación, no le había mencionado nada a sus padres porque sabía que se la pasaban trabajando, fue justamente antes del nacimiento de su pequeño hermano Minho. Y cuando llegó la fecha y pensaba tener la suficiente seguridad en sí mismo, al momento de subir al escenario y las luces prácticamente lo cegaron, sintió sus piernas flaquear.

No podía ver demasiado bien los rostros de cada persona en el público pero sí pudo escuchar sus risas. Ah, hasta el día de hoy podía recordar sus carcajadas cuando olvidó sus líneas y se mantuvo inmóvil allí arriba. Nunca antes en su vida había pasado tanta vergüenza en su vida como aquel día. Los pocos "amigos" que había hecho durante el ensayo, aquellos que se sorprendieron cuando el raro del salón no era tan desagradable como todo el mundo pensaba, los había perdido al otro día cuando Jimin se convirtió en el único tema de conversación en el Instituto.

Perder amistades era algo a lo que ya se había acostumbrado, pero con quién sí había logrado llegar a tener más apego era Yongsun. Tenían la misma edad cuando se conocieron y, de hecho, recordaba cuánto se divertía con ella; pero también recordaba que había sido la primera persona en burlarse de él cuando miró a sus costados en busca de alguien quien lo ayude, encontrándose con su rostro desfigurado en completa y absoluta burla. La chica con cabellera rubia no era bastante popular en ese entonces, pero ahora sí que lo era.

Y a Jimin no le hubiera molestado demasiado aquello de no ser porque era la nueva encargada de la obra de la próxima primavera. Y la misma que estaba acercándose a él, su delicado vestido balanceándose con gracia con cada paso que daba hacia el chico sentado en un rincón con un libro en manos.

- Jimin- ella le sonrió cuando estuvo en frente de él y bajaba la mirada debido a que el chico estaba sentado en el suelo, pero bien sabía él que no había sonrisa más falsa que esa- ¿Participarás en la obra?

El mismo hizo una mueca, cerrando el libro a la misma vez que sentía su celular vibrar en su bolsillo- Como te habrás dado cuenta, mi entusiasmo por las obras pasó su fecha de caducidad- entonces le sonrió de la misma manera, logrando que una expresión incómoda transforme el rostro de la chica- Pero estaré alentándote en el público si te caes, Solar- y el recuerdo de la vez en que ella le confió su apodo al igual que su miedo por caerse del escenario los golpeó a los dos.

- No eres para nada gracioso, Park Jimin- le contestó, cruzada de brazos y tratando de mostrarse indiferente antes de llevar su mirada a la planilla en sus manos- Algo tendrás que hacer. Todo tu curso participará.

- ¿Y eso debería importarme porque...?- dejó la pregunta en el aire, sintiendo cómo su celular seguía vibrando y deseando que ella se largara de una vez.

- Porque es importante socializar y la inclusión en la vida de un estudiante. Sino siempre serás recordado como el patético chico que olvidó sus líneas.

Yᴏᴜɴɢ ᴀɴᴅ Bᴇᴀᴜᴛɪғᴜʟ // KᴏᴏᴋᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora