CAPÍTULO TRES

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Cap tres.

—¡Joaquín Bondoni Grees!

Desperté de un brinco. La voz enojada de mi mamá tenía la capacidad de despertarme en un segundo. La luz del sol entraba por la ventana.

¡Diablos!. Seguro ya iba tarde a la escuela. Escuché los pasos de mi mamá subiendo las escaleras e intenté levantarme torpemente de la cama. Palabra clave: «intenté». Las piernas se me enredaron en las sábanas y terminé cayendo de boca. Por fortuna tengo buenos reflejos, porque si no, no hubiera metido las manos primero y mi cara habría chocado contra el suelo. Intenté levantarme, pero las estúpidas sábanas no me soltaban las piernas.

La puerta se abrió de golpe, y apareció ella, Elizabeth Gress, mi dulce madre. Aunque quizá «dulce» no era el adjetivo que mejor la definía en ese momento.

—Hola —dije con voz temblorosa.

Ella cruzó los brazos frente al pecho y me lanzó una mirada de desaprobación.

—¿Podrías explicarme por qué mi hijo sigue en la cama un lunes por la mañana?

—Técnicamente no estoy en la cama —dije y señalé el suelo.

—Qué graciosito. —Fingió una risa—. Más te vale que estés listo en cinco minutos, Joaquín. No permitiré que llegues tarde a la escuela.

—¿Cinco minutos? —gimoteé.

—Tic, toc, tic, toc.

—Pero…

—Y no hay tiempo para desayunar, así que llévate una barra de granola para el camino.

—¡Mamá!

—Cuatro minutos.

Gruñí y me dirigí lo más rápido que pude al clóset. Mi mamá es una persona muy agradable, pero también es muy estricta y disciplinada. Supongo que se debe a suprofesión, pues la carrera de Medicina es muy pesada. La terminó cuando yo tenía nueve años, y sé que le costó mucho trabajo cuidarme e ir a la facultad al mismo tiempo, aunque en ese entonces no tenía otra opción. Estábamos solos. Mi papá es como un ente borroso para mí. Apenas recuerdo haberlo visto cuando era muy niño, pero luego nos dejó, y mamá nunca me explicó por qué. Era un tema muy delicado. A pesar de su carácter fuerte, he aprendido a amar a mi mamá tal y como es. Es una persona que siempre sigue las reglas, así que Dios me libre de hacer algo malo o no seguir sus órdenes.

El camino a la escuela fue muy silencioso, lo cual no es muy común, pues mi madre suele atacarme con sus sermones médicos sobre lo malos que son mis hábitos de sueño. Me considero una persona más bien nocturna.

Me asomé por la ventana del auto para ver los árboles pasar. Y entonces me acordé de él.

Emilio…

No pude evitar preguntarme qué estaría haciendo. ¿Estaría durmiendo? ¿Por qué me acordé de él tan temprano? Emilio no era más que un chico grosero que conocí en internet. Sin embargo, me intrigaba y no podía negarlo.

Mi iPhone vibró dentro del bolsillo de mi chamarra y me asustó. Mi mamá me miró de reojo con frialdad y luego volvió a ver el camino. Suspiré. Era obvio que estaba enojada conmigo. Al revisar el celular, no pude contener la sonrisa que se asomaba en mis labios. Era un correo electrónico de Wattpad:

«No puedo eliminar el sucio olor a fresa de mi muro. ¡Agh!».

El mensaje de Emilio me hizo reír, a pesar de que me insultaba discretamente… de
nuevo. Por alguna razón dejé de sentirme ofendido y sus apodos empezaron a parecerme un poco graciosos. De inmediato le contesté.

My Wattpad Love//AD[EMILIACO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora