CAPÍTULO TREINTA

127 20 26
                                    


CAP TREINTA.


—Qué hermosa casa —dijo Elaine cuando estuvimos todos frente a la casa de Emilio. No podía estar más de acuerdo. Estábamos frente a una casona de dos pisos con muros azules, ventanas victorianas blancas y un enorme jardín frontal.

—Vengan —dijo Emilio al pasar a nuestro lado.

Miré su espalda y pasé saliva. No podía creer que estaba a punto de entrar a su casa. Digo, era el tipo al que había conocido en Wattpad, el cual no esperaba que viviera a media hora de mi casa ni que me haría sentir tantas cosas por él. La tensión en el auto había sido insoportable. Lo bueno era que vivía a diez minutos del festival, pues de otro modo no sé cómo
habría sobrevivido.

—¿Joaquín? —Ela agitó la mano frente a mis ojos—. Vamos, muévete. Hace demasiado frío aquí fuera. —Me dio un ligero empujón.

Seguimos a Emilio por un caminito de árboles pequeños y flores a ambos lados. Yo venía abrazándome y frotándome los brazos con las manos. Ya estaba oscureciendo y Ela tenía razón: hacía mucho frío ahí afuera. Emilio abrió la puerta y la sostuvo para que entráramos. Yo fui él último en entrar, y Emilio me miró intensamente al pasar a su lado. Una vez adentro, de inmediato mi helado cuerpo entró en calor.

En la sala había tres sofás cafés enormes, dos lámparas, algunas pinturas con marco de madera y una chimenea pequeña. Una escalera rústica de caracol a nuestra izquierda parecía labrada a mano en madera.

El lugar emanaba calidez y comodidad.

—Qué buen lugar —le dijo Nikolas haciéndole un cumplido mientras examinaba el entorno.

—Gracias —murmuró Emilio con timidez.

Todos nos quedamos ahí parados sin saber qué hacer. Claramente debía ser yo quien rompiera el silencio incómodo. ¿Cómo? Con un fuerte estornudo.

—Seguramente se están congelado —dijo Emilio al darse cuenta de que todos veníamos empapados—. Hay un baño al final del pasillo. —Señaló a nuestra derecha.

—Andrés puede bañarse ahí —dijo Ela y empujó a su novio.

—No, guapa. Tú primero —contestó Andrés, como todo un caballero.

—Ve tú. Estoy segura de que hay otros baños en la casa, ¿verdad, Emilio? —Ela le sonrió. ¿Qué se traía entre manos? La miré y entrecerré los ojos.

—Sí, de hecho hay dos baños más arriba —contestó Emilio, titubeante —. Uno en el pasillo y otro en mi habitación.

Ela sonrió como el gato de Cheshire.

—Si no les importa, elijo el del pasillo —dijo Lau. Emilio abrió la boca para decir algo, pero Ela lo interrumpió—. Gracias. —Luego me sonrió—. Tú puedes usar su baño, Joaquín. —Me guiñó un ojo y subió las escaleras de prisa para dejarnos solos. Me sentí muy avergonzado.

—Lo siento. A veces es muy… descarada —me disculpé, con la mirada fija en el piso de madera—. Puedo esperar a que ella o Andrés terminen. No es necesario que me dejes usar tu baño. Yo…

Emilio me tomó de la barbilla, y sus dedos cálidos me obligaron a levantar la vista. Nuestros ojos se encontraron, y mi corazón se aceleró.

—No hay problema —dijo en tono relajado—. Vamos, si no quieres enfermarte. —Me tomó de la mano y me guio por las escaleras. Los dragones en mi estómago volaban con furia mientras yo me esforzaba por no gritar de la emoción como un niño pequeño.

Cuando llegamos al piso superior, encontramos un pasillo largo con puertas a cada lado. En algún lugar se escuchaba agua corriente, lo que significaba que Ela se estaba duchando. ¿En qué momento mi amiga se convirtió en una chica tan atrevida? Parecía estarlo orquestando todo para que Emilio y yo estuviéramos solos en su habitación.

My Wattpad Love//AD[EMILIACO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora