CAPÍTULO TREINTA Y UNO

106 19 36
                                    

Lean la nota al final del capítulo...


CAP TREINTA Y UNO.


—¡Basta! —grité, sin aliento, con lágrimas de risa que me rodaban por los lados de la cara.

—¡Dilo! —me ordenó Emilio y me hizo cosquillas sin piedad. Una mirada maliciosa y juguetona estaba adherida a su hermoso rostro.

—¡Por favor! —Me había quedado sin aliento. Me dolía el estómago de tanto reírme. Emilio estaba sentado a horcajadas encima de mí.

Habíamos vuelto a su habitación cuando bajó demasiado la temperatura junto al lago.

—¡Dilo! —repitió y deslizó los dedos con rapidez por mis costados.

—No puedo… —Me ahogué con mis propias palabras. La sensación era amarga. Estaba riendo, pero me dolía el estómago, y mis pulmones protestaban por la falta de aire. No podría seguir así por mucho tiempo, aunque tampoco quería darme por vencido.
Emilio esbozó una sonrisa maliciosa.

—Puedo seguir haciendo esto por siempre si no lo dices.

—¡Jamás! —grité en tono dramático y le empujé el pecho. A él ni siquiera se le movió un cabello. Me retorcía entre sus piernas como una anaconda salvaje, pero él no hacía más que reírse y seguir haciéndome cosquillas sin parar.

—Sólo dilo —repitió en tono juguetón.

Iba a morir de la risa, literalmente. Sin embargo, morir con Emilio encima de mí no sonaba tan mal. Emilio intensificó el ataque de cosquillas.

Llegué a ese punto de la risa en el que ya no salía sonido alguno de mi boca, así que supe que tendría que rendirme si no quería morirme en serio.

—¡De acuerdo! ¡Lo diré!

El ataque cesó, y Emilio me miró fijamente, esperando que lo dijera. Sus ojos negros estaban entretenidos. Me costó trabajo recuperar el aliento. Mi pecho subía y bajaba con rapidez.

—Soy todo oídos —dijo con gesto victorioso. La luz de la luna se asomaba por la ventana e iluminaba sus hermosos rasgos.

—Eres… —¡Agh! Odiaba perder. Definitivamente no había pensado las cosas bien antes de iniciar la guerra de cosquillas.

—¿Sí?

—Eres un poeta sexy —murmuré a regañadientes.

La sonrisa de Emilio se hizo más grande.

—¿Y? —insistió.

¡Dios! Parecía estarlo disfrutando demasiado.

—Y yo soy… —Desvié la mirada, tenía el rostro enrojecido. Emilio me tomó de la barbilla y me obligó a mirarlo.

—No voltees hacia otro lado. Quiero que me veas cuando lo digas — ordenó y se inclinó sobre mí. Mi corazón se aceleró al estar tan cerca de él. Incluso alcancé a ver cómo se le dilataron ligeramente las pupilas. Su respiración irregular me rozó los labios. Su nariz acarició suavemente la
mía—. Dilo. —Su tono era amable, pero exigente.

—Y yo soy completamente tuyo —afirmé, sin aliento, ya no por la risa, sino por la cercanía de nuestros cuerpos.

Emilio cerró el espacio que había entre nosotros y me besó. ¡Dios! Me encantaba que sus labios se acoplaran con los míos a la perfección, como si estuviéramos hechos el uno para el otro. El beso fue suave y lento, pero aun así hizo que se me acelerara el pulso. Me acarició la mejilla con ternura. Su sabor era exquisito. Tomé su cara entre mis manos y lo acerqué más a mí. Deslizó su lengua dentro de mi boca, y el beso se volvió más apasionado e intenso. Mis dedos encontraron su suave cabello, mientras su lengua exploraba mi boca. Nuestras respiraciones se iban acelerando, y mi cuerpo vibraba en lugares que no sabía que existían. Emilio cambió de postura y se recostó encima de mí. Sentir su cuerpo contra el mío era increíble. Continuó besándome con fervor. Sus dedos recorrieron mi mejilla y mi cuello lentamente. Las caricias me inundaron de deseo.

My Wattpad Love//AD[EMILIACO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora