My Wattpad Love//AD[EMILIACO]

CAPÍTULO VEINTE.

CAP VEINTE.

Todos hemos vivido momentos incómodos alguna vez, como si fuera algo que estuviera destinado a pasar. Sin embargo, a veces me preguntaba si era normal que a mí me pasaran con tanta frecuencia, porque parecía que estaba cerca de romper un récord o algo así. Ese día estaba cerca de vivir el que he definido como el momento más incómodo de toda

mi vida. Mientras Ela, Andrés y Mauricio caminaban hacia Emilio y hacia mí, no supe qué decir ni cómo decirlo. Mi cerebro no parecía procesar la situación. Quizá el jarabe para la tos sí me había afectado. Fuera cual fuera la razón de mi parálisis, no importaba en ese instante. Ela fue la primera en llegar y nos saludó con una sonrisa cómplice.

—Hola —dijo mi amiga.
Emilio se puso de pie y yo lo imité.

Andrés alcanzó a Ela, la abrazó de la cintura y apoyó la barbilla sobre su hombro.

—Hola, cachorrito enfermo —dijo Andrés y me sonrió, pero su sonrisa se esfumó al ver a Emilio.

Mauricio fue el último en acercarse. Traía las manos cargadas de bolsas y su expresión era indescifrable. Era como si su rostro estuviera cubierto de una máscara de frialdad. A pesar de que Mauricio tenía una actitud arrogante y burlona desde el primer día en que lo conocí, en ese instante su cara estaba en blanco. No había rastro alguno de burla ni de arrogancia. Lo miré y fruncí el ceño, pero él simplemente se detuvo al alcanzar a Andrés y a Ela. Así fue como empezó el silencio incómodo. ¿Por qué no podía
decirles nada? Todos esperaban que les presentara a Emilio, pero yo simplemente me quedé parado como una tonto. Ela me hizo un gesto para que hablara.

—¿Joaquín? —Lau dijo mi nombre, lo cual pareció sacarme del trance.

—Miren, chicos… él es… eh… —Me quedé callado de tan nervioso que estaba. Todos me miraban, esperando a que continuara.

Fue ese momento incómodo en el que tus amigos reales conocen a tu amigo virtual. Ela levantó una ceja, instándome a seguir.

Pero entonces Emilio intervino por mí.

—Soy Emilio —dijo y les extendió la mano.

Los chicos también se presentaron.
—Andrés.

—Mauricio.

—Yo soy Elaine. Es un placer conocerte, Emilio. —Ela pronunció su nombre lentamente y me lanzó una mirada divertida.

—¿Qué haces afuera? —preguntó Mauricio con frialdad. Abrí la boca para contestar, pero él continuó—. Estás enfermo. No deberías estar en el frío, nene.

Sabía que tenía razón.
—Entremos entonces —asintió Ela.

—Creo que debería irme —me susurró Emilio. Era obvio que la situación lo incomodaba.

—No, no te vayas —intervino Ela con una sonrisa felina—. Vamos a ver una película. Deberías quedarte. Hay suficientes botanas para todos. — Su entusiasmo era contagioso.

—Sí —agregó Andrés mientras caminaba hacia la puerta de la mano de Ela. Cuando pasó junto a Emilio, le susurró al oído—. Sólo no te comas las Ruffles, porque Joaquín te matará.

—Qué gracioso, Andrés. —Puse los ojos en blanco.

Después de meter nuestros fríos traseros a la casa, Andrés y Ela se sentaron en el sofá grande, Emilio se sentó tímidamente en el otro sofá,

Mauricio llevó las bolsas a la cocina y yo no supe qué hacer. Emilio se estaba frotando las manos contra las rodillas. Probablemente se sentía fuera de lugar. Estuve a punto de sentarme junto a él cuando una mano me tomó del brazo.