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Yoongi gruñó por quinta vez en el día. Era sábado y no habían dejado de llamar a su vecino desde que amaneció. Jimin salía, les entregaba lo que sea que habían ido a comprar y luego ingresaba a su casa. Una hora después, otra persona distinta estaba gritando y su vecino repetía el proceso.

Era así todos los santos días. Y las noches también. Yoongi pensaba seriamente que su vecino con trasero apetecible no era cien por ciento humano, nadie en su sano juicio podía estar despierto día y noche, porque a la hora que sea que lo llamaran, él iba a responder.

Se cubrió la cabeza con la almohada al escuchar el molesto grito nuevamente, al inicio creyó soportarlo, pero ahora estaba pensando en comprarse unos tapones para oídos, así al menos el ruido disminuiría y él podría dormir tranquilamente.

Un estruendoso crujido se escuchó cerca de de su puerta, y Yoongi supo inmediatamente que una de sus macetas había sido quebrada, mataría a la pobre alma que hubiera hecho eso. Se levantó de su cama y como un rayo salió al living, se colocó sus zapatos y abrió la puerta.

Afuera, una tierna carita de niño lo miraba afligido. —Y-yo, no quise hacerlo— tartamudeó, y a Yoongi se le ablandó el corazón. Era el hijo de su vecino.

—¡Kao! ¿Qué haces? ¡Vuelve aquí!— giró su cabeza y vio a Jimin acercarse trotando hacia donde estaban ellos, su cliente acababa de irse y justo en ese momento se percató de que su hijo se había ido a explorar por su propia cuenta.

El niño se colgó del cuello de su padre y lo volvió a mirar con aflicción. —Rompí la planta del señor— susurró con un puchero, y a Yoongi le nació un tic en el ojo, ese crío lo llamó señor, ¡Señor mis pelotas! El pelinegro aún se consideraba joven, no tenía más de treinta años.

Jimin dirigió su vista hacia la planta y frunció sus labios en una mueca de culpabilidad —Le compraré una maceta nueva hyung, pe— Fue interrumpido por el sonido de su celular, lo estaban llamando. Park urgó entre sus bolsillos y cuando dio con el aparato se lo llevó directamente al oído. Formuló un "perdón" silencioso con sus labios y volvió sobre sus pasos.

Yoongi dirigió su vista hacia el redondo y bien formado trasero que se cargaba Jimin y sonrió, la marca de su palma se vería bastante bien en esa nalga. Luego miró su pobre planta en el suelo y deseó estrangularlo.

«Maldito sea el día en que llegaste aquí Park Jimin, tienes mi vida hecha un desastre, literalmente»

Trasero Apetecible / YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora