El menor cayó de rodillas y las lágrimas fluyeron como cascadas abundantes por sus ojos almendrados, estaba sin lentes, sin maquillaje, sin nada.
Y estaba demacrado. Literalmente destruido.
Afligido, el pelinegro se arrodilló junto a él y le sostuvo el rostro con sus manos —Mierda, Jimin— murmuró al no saber dónde podía tocarlo, tenía heridas por todo su rostro y lloraba con tanto dolor y sufrimiento que Yoongi no sabía que hacer.
—No quiero seguir huyendo— soltó un fuerte sollozo y su cuerpo sufrió un espasmo, apoyó la cabeza en el pecho del pelinegro y le sostuvo los brazos —No puedo más.
Yoongi lo refugió entre sus brazos y le dio el apoyo que Jimin no recibía hace mucho tiempo atrás, se había acostumbrado a ser el pilar de su hijo y se había olvidado de buscar su propio bienestar —¿Kao está bien?— le preguntó mientras le frotaba los brazos para que el menor dejara de temblar, Yoongi no sabía si temblaba por el llanto, por el frío...o por el miedo.
—Está con Jungkook— su respiración comenzó a normalizarse, su corazón comenzó a tranquilizarse —Kook es el tipo del auto, un amigo. Si él no hubiera llegado yo no estaría vivo.
Ahí Yoongi lo comprendió, el joven que despertó a medio mundo con el escándalo de la bocina era un amigo de Jimin que llegó a ayudarlo cuando más lo necesitaba, le proporcionó el transporte para huir de ese lugar.
—¿Y Hoseok?
—Nos encontró...— Jimin ocultó su rostro aún más en el pecho del pelinegro y retuvo las lágrimas que amenazaban con salir nuevamente —No se cómo lo hizo. Jungkook nos volvió a sacar de ahí.
—¿Y ahora?— el menor levantó su rostro y lo miró, Yoongi no resistió el impulso de pasar su pulgar por la maltratada mejilla del menor y secar las tristes lágrimas descendían por ahí. —Tienes que ver un médico...
Jimin desvió la vista y negó, ver un médico no estaba entre sus opciones —Ahora no sabemos dónde está...pero yo no puedo hacer esto solo.
—No estás solo, Jimin— el mencionado frunció el entrecejo y apretó los labios, estaba haciendo un esfuerzo titánico para no llorar, y a Yoongi le dolía verlo contenerse de esa forma.
—Lo sé— susurró —Pero si no volvía usted nunca iba a saber dónde estaba— los ojos rojos e hinchados del menor calaban profundamente el corazón del pelinegro —Y...creo que yo lo necesito, más de lo que pensaba.
Yoongi le levantó el rostro y le sonrió con tristeza —Desde el día en que me descubriste sacándote una foto supe que no quería perderte de vista, Jimin— se acercó a su frente y depositó un tierno beso —Me alegro de volver a verte. Cuentas conmigo para todo lo que necesites.
El menor soltó un suspiro de alivio y lo rodeó con sus brazos, después de todo el dolor que tenía albergado en su corazón, finalmente estaba conociendo lo que era ser querido sin pedir nada a cambio por alguien —Entremos, tienes que recomponerte— Yoongi lo ayudó a levantarse y lo guió hasta la mesa de centro, mientras Jimin se secaba las lágrimas el pelinegro le conseguía un vaso de agua.
—¿Jimin Oppa?
Jimin se giró hacia donde provenía la voz y Yoongi alcanzó a ver la expresión de estupefacción que se formó en el rostro del menor.
—¿Miranda?
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Trasero Apetecible / Yoonmin
أدب الهواةDesde que el molesto inquilino se había mudado a la casa que estaba al lado de la de Yoongi, él no podia tomar su preciada siesta. Y no porque el tipo estuviera jodidamente bueno -de acuerdo, eso sí influía, pero no totalmente- el tema es que su ve...