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—¿Cuál es su nombre?

El pelinegro rodó los ojos —Min Yoongi.

—¿Edad?

—28.

—¿Dónde vive?

—Distrito de Seúl, calle 5, casa 16.

—¿Con quién vive?

Yoongi respiró y exhaló cinco veces antes de que los impulsos de estrangular a ese sujeto lo dominaran por completo —Ya le dije que vivo solo.

—¿Cuál es su relación con la infante?

—Soy su maestro.

—Bien— el guardia del lugar le tendió un pequeño cartel que tenía su propio nombre escrito en el —La niña será retirada de su hogar a las 7 p.m. Sus documentos personales quedarán retenidos aquí hasta que el personal tenga a Miranda en sus manos otra vez.

Yoongi solamente asintió y esperó pacientemente a que su alumna apareciera por la puerta de aquel hogar provisorio. Hace un par de días atrás ella lo llamó y le pidió si podía pasar una tarde con él, Yoongi no podía negarse, entendía perfectamente la tristeza de Miranda, sobre todo si su vida ahora consistía en proteger a su hermano pequeño de las personas que se encontraban ahí dentro. Su alumna le confesó con verguenza que necesitaba dormir porque últimamente no lo estaba haciendo de forma adecuada.

—Hola pequeña ¿dónde está tu hermano?— la saludó el pelinegro cuando la vio llegar a su lado, ella se acercó y lo abrazó con cariño.

—Nuestro vecino Taehyung trajo a su hijo a jugar con Taemin— le respondió con una sonrisa débil —Por eso le pedí si podía ir hoy con usted, sé que mi hermano está seguro con Tae, no tengo que cuidar de él.

Yoongi sonrió con tristeza, le dolía que Miranda -siendo tan pequeña- tenga que tener esa responsabilidad sobre sus hombros, cuidar y proteger a un niño pequeño no es fácil —Entonces vamos, en casa podrás descansar y dormir hasta que vayan a buscarte nuevamente.

Miranda asintió y lo tomó de la mano, juntos comenzaron a caminar hasta el auto del pelinegro. Cuando llegaron a la casa, su alumna notó el aura desanimada y preocupada que cubría a Yoongi —¿Sucede algo, profesor?— le preguntó mientras ingresaba al living y el pelinegro cerraba la puerta.

—No es nada, sólo estoy un poco cansado— claramente mentía, estaba horriblemente preocupado por Jimin, no sabía donde estaba, ni mucho menos si estaba con vida. Hoseok no se veía por el vecindario, la casa de al lado estaba deshabitada, y su corazón estaba apretado y angustiado por la incertidumbre —Ve a descansar, el tiempo es corto. La segunda puerta a la derecha es la habitación que preparé para ti, si quieres puedes sacar algo de comida.

Miranda asintió, y con sus ojos caídos y ánimo destrozado se adentró a la habitación que Yoongi le dijo, cerró la puerta y el pelinegro volvió a quedar solo.

Se sentó en el sillón de su hogar y llevó sus manos hasta su rostro ¿por qué no fue más intruso y se metió en la vida de Jimin? ¿por qué le dejó pasar la excusa de las gafas? Claro, porque no lo conocía, sólo era su vecino. Pero aún así debió ayudarlo.

Pegó un respingo en su lugar cuando escuchó que tocaban la puerta de su casa, era un toque débil, casi imperceptible. El pelinegro se paró de su lugar y confundido, abrió.

Y al verlo ahí parado, su corazón gritó que necesitaba protegerlo y ayudarlo por sobre todas las cosas —Jimin...

Trasero Apetecible / YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora