Desde que el molesto inquilino se había mudado a la casa que estaba al lado de la de Yoongi, él no podia tomar su preciada siesta.
Y no porque el tipo estuviera jodidamente bueno -de acuerdo, eso sí influía, pero no totalmente- el tema es que su ve...
Yoongi estaba atónito, Namjoon parecía fan número uno de Seokjin. ¡Sólo observen!
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Jin casi nunca tomaba café, porque según él le llenaba la piel de granitos. Sin embargo, Namjoon logró capturar una foto de él tomando café, literalmente era como encontrar un trébol de cuatro hojas.
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Yoongi reconoció esa fotografía únicamente porque aquel día fueron las alianzas interescolares, y pues, el equipo que le tocó a Jin fue el equipo rosa. Sobraba decir que todas las estudiantes estaban vueltas locas con el look de su profesor de matemáticas.
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—Namjoon ¿estás loco? Ese es el director ¿Cómo se te ocurre tomarle una foto al director de la escuela?— su amigo simplemente se encogió de hombros y con un movimiento de mano apremió a Yoongi a que siguiera pasando las imágenes.
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Bien, Yoongi no tenía conocimiento de esta foto, por lo que supuso que Namjoon la capturó en una salida privada que tuvieron ellos dos.
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Esa era la vestimenta casual que ocupaba Seokjin cuando iba a la escuela simplemente a planear las fururas actividades. No tenía necesidad de ser formal puesto que no impartiría clases.
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El pelinegro casi escupe un pulmón cuando vio aquella imágen. Se supone que esa salida había sido una capacitación para profesores y profesoras, pero terminó basándose en averiguar como sacar a Jin de ese lugar sin lastimarlo.
Yoongi le devolvió el celular a su amigo, por muy divertidas que estuvieran las fotos, no quiso seguir viéndolas, porque sentía que estaba violando la privacidad de su hyung mayor.
—¿Y bien, Yoongi? ¿Aceptarás mis consejos?— cuestionó Namjoon moviendo ambas cejas de arriba hacia abajo.
—Le diré a Jin que pida una hora al oculista, no puedo creer la cantidad de fotos que tienes de él y que no se haya dado cuenta.
Namjoon bufó —¿Si o no Yoongi hyung?
Yoongi se derritió sobre el sillón, si Jimin no lo denunciaba, realmente no perdería nada con sacarle fotos. —Bien, Namjoon. Tomaré tus consejos.
Oh...Yoongi deseó haber visto la sonrisa malévola y perversa que había en rostro de su amigo.
