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—Aquí están— anunció Yoongi, entrando en su habitación y observando la triste figura de Jimin que estaba sentado en una esquina de la cama —No tenían mucha variedad de pomadas para moretones, pero las que conseguí son bastantes buenas.

—Siento haberte hecho gastar toda esta cantidad de dinero, hyung— susurró Jimin con aflicción en su voz, comprar insumos de primeros auxilio nunca era barato.

Yoongi se sentó al lado del menor cuidando de no hacer ningún movimiento brusco, realmente no quería asustarlo. Levantó su mano y quitó una gota de agua que colgaba de las hebras rosadas de Jimin, recién había salido de la ducha y su cabello goteaba —No lamentes nada. Ayudar a otra persona nunca va a ser motivo de arrepentimiento— sacó un par de algodones de la caja y los empapó con agua oxigenada.

—¿Puedo?— le preguntó. Jimin se quitó una lágrima que luchaba por salir y asintió. El pelinegro pasó el algodón por cada corte que tenía el rostro del menor, fue cuidadoso y delicado, e incluso se detenía cuando veía a Jimin hacer alguna mueca —Sigo sin creer que alguien como tú haya tenido que pasar por algo como esto— retiró su mano y dejó el algodón con manchas de sangre en el bote de basura que estaba al lado de ellos.

Jimin solamente se encogió de hombros, sus ojos seguían apagados y su aura estaba débil —¿Te incomoda que hablemos de eso?— le preguntó para asegurarse, pero el menor solo negó. Yoongi no sabía si aquello era bueno o malo —¿Dónde más tienes heridas?

Jimin dudó unos segundos y luego se quitó la playera que traía puesta, dejando a la vista su precioso abdomen, el pelinegro contuvo la respiración y rezó en todos los idiomas por haber para no comenzar a sudar y a temblar, el cuerpo de Jimin era hermoso, pero estaba surcado por laceraciones y feos cardenales —La espalda también...— le susurró sin ser capaz de mirarlo.

Yoongi pasó una de sus manos por los pectorales de Jimin y acarició el lugar con cariño, tenía la piel congelada —¿Por qué seguías con él?— quitó su mano y tomó una de las pomadas que consiguió en la tienda, vertió abundante y pasó su palma suavemente por cada moretón que encontró.

—No lo sé, hyung— le respondió mientras se recostaba en la cama para facilitarle el trabajo a Yoongi —Kao se había encariñado con él y yo tenía estabilidad...supongo que no lo vi como algo tan grave hasta esa noche en que tuvo que llegar Jungkook.

El pelinegro le pidió que se diera vuelta para ver la espalda y así lo hizo el menor, pasó su palma por la estrecha cintura y sintió la firmeza del cuerpo de Jimin, estaba tonificado, hidratado y muy bien cuidado, su vecino era hermoso en todos los sentidos.

—Podrás quedarte el tiempo que necesites, en caso de que no tengas dónde ir— terminó de colocarle pomada en la espalda y lo ayudó a levantarse con cuidado —Kao y tu amigo también pueden venir, no tengo problemas con eso

—¿Crees que Hoseok nos encuentre?

Yoongi abrió sus brazos y Jimin refugió su rostro en ellos, el menor estaba sentado en la cama y el pelinegro estaba de pie, pero aún así sus cuerpos eran capaces de calzar a la perfección —No lo sé, puede que sí, así como también puede que no, hay que estar atentos por cualquier cosa— dejó suaves caricias en la espalda de Jimin y sintió su respiración normalizarse.

El menor lo necesitaba, y Yoongi no pensaba dejarlo solo, no otra vez.

Trasero Apetecible / YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora