๑ Hyung~ ๑ ・ ｋｏｏｋｖ ©

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Ya había pasado una semana desde que el infierno de Taehyung había comenzado. Hoseok se había encargado de decirle a toda la escuela que él y Taehyung eran novios, todo el instituto hablo de ellos tal y como lo había planeado Hoseok. Todos decían que eran la pareja perfecta, que se veían bien juntos y que derrochaban amor. Tan ilusos. Hoseok en ningún volvió a sacar el tema de las fotografías y hacía todo lo posible por hacer a Taehyung "feliz", se comportaba de manera tierna, le regalaba chocolates en barra (los cuales ni siquiera probaba por miedo a que lo drogara de nuevo), siempre lo estaba abrazando y besando e incluso llegó a tocar más haya de sus cadera frente a todos, reprocharle y negarse no era una opción.

Cabe destacar que el menor lloro absolutamente todos los días, lloraba por Jungkook a quien extrañaba más que nunca, lloraba por el hecho de ser amenazado con fotografías que se supone ya no existían, lloraba por traicion, por que fue traicionado de la peor manera y cuando trataba de acercarse a esa persona Hoseok siempre estaba ahí para evitar que se alejara de él; lloraba por asco, por que se sentía como un asco al dejar que Hoseok lo besara, abrazara y lo tocara, lloraba por que se sentía horrible con su aspecto, lloraba porqué desahogarse con alguien jamás estaría en sus opciones, lloraba por que se sentía solo. ¿Por que le pasaba esto a él? Jamás le hizo daño a nadie ni mucho menos hizo algo malo. Su humor caía en picada cuando tenía que levantarse para ir al instituto, lo peor de todo, Hoseok pasaba por el todas las mañanas en la moto de su padre. Siempre vigilado.

El cumpleaños de su madre es mañana y con ello el poder ver de nuevo a Jungkook. Obvio tuvo que contárselo a Hoseok y decirle que iba a estar ocupado, pero Hoseok siendo un ser egocéntrico y con falta de amor propio le propuso, casi le obligó a decirles a sus padres que también iría con ellos para celebrar el cumpleaños de la querida madre de su amado novio.

Y bueno, dicho y hecho, Hoseok fue con ellos al restaurante, en donde fue bienvenido por todos menos por Jungkook.

-Es un gusto que nos estés acompañando de nuevo, Hoseok.- dijo la abuela de Taehyung quien bebió de su champán.

-El gusto es mío, señora Kim.- exclamo con una amplia sonrisa Hoseok, quien estaba tomando de la mano a Taehyung por sobre la mesa, en donde todos podían verlos.

Jungkook no podía evitar mirar hacia esa dirección y sentir más que celos al ver a Hoseok y Taehyung tan sonrientes. Hoseok le daba leves sonrisas de vez en cuando y el solo rodaba los ojos girando su mirada a otro lado, a Hoseok dio igual. Taehyung evitaba mirar a su Hyung a toda costa pero le era imposible; también el mantener esa sonrisa le era difícil, se sentía cansado mentalmente y su mano ya estaba entumida. Podía fingir frente a todos que esta bien, desde siempre lo ha hecho.

Sus padres y abuelos estaban sorprendidos de que después de el problema del beso en casa de sus abuelos Taehyung haya aceptado de nueva cuenta a Hoseok. Aunque estaba felices por el no podían evitar sentirse extraños y hasta cierto punto incomodos, sin embargo, iban a tener que acostumbrarse.

Cuando sus cenas fueron servidas y comenzaron a degustar el delicioso sabor de sus comidas, comenzaron con una charla divertida en donde el padre de JiYeon contaba las divertidas anécdotas de la infancia de aquella mujer en donde todos reían. Fue ahí cuando pudo soltar la mano izquierda de Hoseok y comenzar a comer, lo que no se esperaba pero —en el fondo— sabía que pasaría fue que Hoseok reposará esa mano sobre el muslo derecho de Taehyung, en donde daba leves caricias con la punta de sus dedos y daba leves apretones cuando reía. Jungkook por supuesto que se dio cuenta, la posición del brazo de Hoseok —o imbecil, como solía decirle— era muy inusual.

Cuando acabaron con la cena, como postre y sorpresa llegó a la mesa una hermosa tarta (pastel) de chocolate con decoraciones bonitas con fresa; Justo cuando estaban por cantarle "feliz cumpleaños" a JiYeon, Hoseok tuvo que atender una llamada retirándose de la mesa para ir a los baños y atender ahí. Regresó minutos después un poco más serio, con el ceño levemente fruncido y la mandíbula apretada.