3. Una sonrisa de imitación

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En un mundo donde el 80 por ciento de la población nace con algún tipo de poder el miedo a lo desconocido se vuelve más latente que nunca, ya que no es fácil no temerle a alguien que puede estar escondiendo la capacidad para hacer literalmente lo que sea que nosotros solamente podamos imaginar. Cada persona tiene sus propios objetivos, y cuando nos detenemos a pensar en que cualquiera podría tener en sus manos el poder para alcanzar los suyos sin que los demás podamos detenerlos o siquiera darnos cuenta, es difícil confiar en que no decidirá hacerlo tarde o temprano, si no es que ya lo está haciendo.

Una hora después Hayami salió por la puerta principal del dormitorio. Bakugo ya la esperaba parado frente a la puerta.

—Sígueme.

—¿A dónde vamos?

El no respondió. Ambos caminaron hasta el Campo de pruebas Beta,el cual simulaba una pequeña parte de una ciudad. Hayami lo conocía porque los chicos se lo mostraron cuando le enseñaron el campus. Bakugo se detuvo dándole la espalda y ella lo hizo detrás de él.

—¿Para qué me trajiste aquí? ¿Sigues molesto por lo del entrenamiento? —le preguntó Hayami, pero presentía que no se trataba de eso.

—Vas a mostrarme otra vez lo que puedes hacer —le pidió él. Ella instintivamente tomó su collar como era su hábito. De repente Bakugo volteó y corrió hacia ella atacando nuevamente con otra explosión. De inmediato Hayami levantó la mano donde aún sujetaba su collar y a partir de él extendió un escudo de diamante para cubrirse justo a tiempo. Bakugo siguió atacando y ella siguió protegiéndose con su escudo, pero tuvo que retroceder ante las explosiones cada vez más intensas.

—¿¡Por qué no me atacas!? —le gritó él por encima de las explosiones.

—¡Yo no tengo por qué! —le respondió ella, mientras seguía defendiéndose.

—¡Te ataqué por sorpresa y sin provocación, y sigo haciéndolo! —le respondió Bakugo mientras se impulsaba nuevamente por el aire. Hayami puso su escudo en el suelo y lo expandió nuevamente, formando una columna por debajo de ella que también la catapultó en el aire. Bakugo se impulsó para atacar nuevamente y Hayami, pensando rápido, se envolvió a sí misma en una semi-esfera de cristales en un instante. Las explosiones la impulsaron unos metros antes de caer pesadamente sobre el suelo y rodar unos metros. Se liberó de la esfera y tardó unos momentos en recomponerse del mareo, pero ya no pudo ponerse de pie antes de que Bakugo aterrizara nuevamente frente a ella.

—¿¡Por qué no peleas!? —le preguntó el chico mientras se acercaba amenazante, exhibiendo unas cuantas explosiones pequeñas en su mano.

—¿¡Qué te pasa!? ¿¡Quieres provocarme o algo así!? —le respondía Hayami, mientras se arrastraba por el suelo, tratando de alejarse de él.

—¡Si hay algo que no soporto es que traten de engañarme! ¡Tú ocultas algo, lo sé! ¡Y vas a decirme qué es aunque tenga que sacártelo a la fuerza!

—¡No sé de qué estás hablando!

—¿¡Vienes a estudiar a la U.A. así de la nada ya empezado el semestre!? ¿¡Y encima con esa actitud que tienes!? ¡No es normal! ¡No sé qué fue lo que hiciste para engañarlos a todos de esa forma, pero no puedes estar tan feliz y sonriente todo el tiempo y tratando de gustarle a todo el mundo sin esperar que al menos alguna persona sospeche de ti!

—¿¡Crees que les lavé el cerebro a todos o algo así!? ¿¡En serio te resulta tan difícil creer que alguien sea capaz de gustarle a la gente con un poco de actitud positiva!? ¡Creí que en esta escuela nos enseñaban que eso era parte de ser un Héroe!

My Hero Academia: El Diamante RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora