My Hero Academia: El Diamante Rojo

6. El desafío

En un mundo donde el 80 por ciento de la población nace con algún tipo de poder es posible que la naturaleza de las relaciones interpersonales cambie significativamente. Desde los inicios de la civilización la humanidad ha buscado diferenciarse de los animales al intentar suprimir en su sociedad lo que coloquialmente conocemos como "La Ley de la Selva", la cual se rige bajo el único principio de la dominancia del individuo más fuerte sobre el más débil. Sin embargo, el instinto animal básico aún prevalece en lo más recóndito de nuestros genes, y como hemos visto, casi cualquier persona que recibe demasiado poder demasiado rápido inmediatamente buscará aprovecharlo para establecer una ventaja por encima de las demás. Y si una gran cantidad de seres humanos desarrollaran un nuevo poder al mismo tiempo, por más que se intentara mantener civilizada a la sociedad, no es difícil imaginar que en algún momento se desatará la competencia silenciosa, al menos al principio, entre sus miembros para averiguar quién es el más fuerte, y por lo tanto, el nuevo dominante. Si lo pensamos bien, el próximo paso de la evolución humana podría hacernos retroceder hasta un estado mucho más primitivo. Irónico, ¿no?

Akira Hayami estaba teniendo una primera semana bastante interesante en la Academia U.A. Al día siguiente de la confrontación en el Campo de pruebas Beta el Profesor Aizawa quiso hablar en privado con ella, Bakugo y Midoriya desde muy temprano en el salón de maestros, antes de que iniciaran las clases.

—¿Acaso se olvidaron de los robots de seguridad? —les preguntó rápidamente—. ¿O creyeron que no encontraríamos el desastre que dejaron anoche?

—Lo lamento —se disculpó Hayami—. Temí que fuera peligroso quedarnos en ése lugar a esperar que llegara alguien y le insistí a los muchachos para que nos fuéramos. Todo fue por mi culpa...

—¡No es cierto! —interrumpió Bakugo—. Yo fui quién la llevó ahí anoche y Deku solo fue a buscarnos —dijo cruzando los brazos. Evidentemente no trataba de ser noble, sólo no le gustaba que lo protegieran.

—Ajá, eso si me lo creo —respondió Aizawa—. Lo que quiero saber es que es lo que estaban pensando al salir así de sus dormitorios en medio de la noche. Tú tenías un toque de queda Hayami.

Midoriya y Hayami dudaron un momento, pero Bakugo volvió a hablar.

—¡Necesitaba saber exactamente qué es ella está haciendo aquí! —decía señalando a Hayami—. ¡Sabemos que alguien viene detrás de ella y que ustedes lo sabían y lo ocultaron de nosotros! ¡Por eso usted no fue a detenernos anoche antes de que nos fuéramos! ¡Para que los demás no se enteraran de lo que pasaba! ¿¡No es cierto!? ¿¡Por qué nos ponen en riesgo a los demás sin decirnos nada!?

—Lo siento Profesor —volvió a decir Hayami—. Sé que se suponía que nadie debía enterarse, pero no pude evitarlo.

—A fin de cuentas, nada de eso les incumbe a ustedes —Aizawa le respondió a Bakugo—. ¿En serio crees que pondríamos a los estudiantes en peligro así de fácil? ¿O que haríamos cualquier otra cosa que los involucre sin considerar si hay algún riesgo? Puedes estar seguro de que incluso si lo hubiera, se tomarían todas las medidas de seguridad necesarias.

—Pero Profesor —habló entonces Midoriya—, no quisiera desconfiar demasiado pero, si hay algo o alguien más que amenace a la escuela otra vez ¿no cree que sería mejor que nosotros estuviéramos enterados de lo que sucede?

—Todo lo que necesitan saber es que la señorita Hayami continuará sus estudios aquí porque el gobierno quiere que ella forme parte de un proyecto que prefieren que se mantenga confidencial por ahora. La Academia U.A. fue sencillamente el lugar más apropiado para mantenerla bajo vigilancia y protección constante. Y dado que ya habíamos acogido también aquí a Eri antes el Sr. Director decidió permitirlo.