Capítulo 9

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Al llegar la noche estaba demasiado ansioso. Me puse el esmoquin negro que una joven había traído hasta la puerta del penthouse y uno de los guardias me había alcanzado más tarde. Parecía al maldito agente 007 en aquel traje negro o a Kevin Costner cuidando a Witney Houston, pero en versión miniatura. Si no fuera porque ansiaba ir a la famosa celebración podría jurar que estaba de mal genio.

Al salir de mi habitación pude ver a Kai con su maravilloso traje azul cielo. Su cabello a medio peinar le quedaba hermoso, estaba ardiente; su mirada era sensual, su porte era masculino como la estatua griega mejor esculpida. Este hombre era un dios vivo y apenas ahora me estaba dando cuenta.

—¿Qué sucede, por qué esa cara? —. Preguntó sacándome de mi letargo.

—Mientras tú luces elegante para una fiesta de la alta sociedad yo tengo que lucir como un agente de seguridad. —

Mi respuesta lo hizo reír a carcajadas inundando todo el salón principal del penthouse. Realmente parecía divertirse.

—No le veo la gracia…Kai. —

—¿Qué cosas dices Do? De veras que contigo me puedo reír todo el tiempo—  Dijo, a la vez que paró de reír. —Vamos, abajo nos esperan. —

Nos esperan, ¿a quienes se refería? Al bajar al estacionamiento pude ver una inmensa limusina de color negro rodeada de varios guardias de seguridad. Ya sabía de lo que estaba hablando. Está claro que un millonario no podía llegar conduciendo su propio auto en una fiesta de beneficencia donde asistirían las personalidades más influyentes del país.

Subimos al inmenso medio de transporte y rápidamente el dios griego me alcanzó una copa de champán que estaba ya servida, aparentemente esperando nuestra llegada. Bebí la copa de un solo sorbo y la coloqué de vuelta en su lugar.

—Parece que alguien tiene sed—. Dijo Kai mientras rellenaba mi copa. —Puede que estos eventos te resulten un poco aburridos, pero te pido que tengas paciencia. Necesito ver a unos viejos amigos y puede que en algún momento de la noche no me veas, pero regresaré contigo lo más pronto posible.—

¿Aburrido mis pelotas? Llevaba más de quince días esperando una oportunidad como esta para infiltrarme en la sociedad criminal de Seúl y creo que el momento había llegado.

Anduvimos más de media hora encerrados en aquella nave que parecía volar porque no sentía nada; ni siquiera sabía dónde estábamos, si era Seúl o no. Ya había bebido más de cuatro copas de ese champán que estaba delicioso, exquisito para mi paladar. Traté de disfrutarlo ya que no sabía cuándo volvería a saborear uno así de nuevo. Ni Jongin ni yo decíamos una palabra, parecía que todo estaba dicho entre nosotros. Me dio la impresión de que quería hablar algo, pero no lo hacía, así que decidí romper el hielo.

—Entonces, ¿a quién beneficiará la fiesta a la que vamos? —

—Ya llegamos—. Respondió rápidamente sin darme tiempo a quejarme siquiera.

Habíamos llegado a una inmensa mansión de estilo americano que al parecer quedaba a las afueras de la ciudad. La limusina entró por un inmenso portón de hierro y un minuto después se detuvo. Bajamos cerca de lo que parecía ser un estanque porque logré ver unos inmensos peces de colores nadando. Era de noche, pero la exagerada iluminación de aquel jardín me decía que las personas que vivían allí no eran tacaños.

Después del estanque caminamos por una piscina que de solo verla me daban ganas de darme un chapuzón y fue cuando me di cuenta que estábamos en la parte trasera de la mansión. Penetramos por una puerta mediana y atravesamos un pasillo de unos diez metros aproximadamente hasta que llegamos al final donde se encontraba un señor de mediana edad que nos esperaba.

—Sea usted bienvenido señor—. Y con una pequeña reverencia entramos en un salón plagado de personas.

Podría jurar que aquella habitación tenía más de cincuenta metros cuadrados y que podría albergar a centenas de personas. Definitivamente los dueños de aquel lugar vivían en la opulencia y no se andaban con tapujos a la hora de gastar. Rápidamente vino un joven mozo hacia nosotros con una bandeja llena de copas con champán y Kai cogió dos de ellas, me alcanzó una y me observó mientras la fría bebida bajaba por mi garganta.

Infiltrado [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora