Capítulo 1

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CAPITULO 1
Era el amanecer del 7 de agosto y los fuertes rayos del sol despuntaban por la ventana haciéndome despertar de mal humor. La resaca de la noche anterior se hacía vigente y una fuerte punzada en la cabeza me hizo recordar todo lo sucedido. Había estado bebiendo en el bar de la esquina antes de llegar a mi departamento como hacía todos los jueves en las noches al salir del trabajo, solo que esta vez me pasé de tragos. Sentí una fuerte mano que me envolvía y fue cuando me di cuenta que Byun Baek-hyun o más conocido por Baekhyun en el departamento de agentes especiales de la contrainteligencia coreana, dormía a mi lado. 

Me llamo Do Kyungsoo y soy conocido como uno de los agentes más prometedores del servicio de inteligencia en mi país; nacido en Goyang, provincia de Gyeonggi. Mis únicos familiares vivos son mi padre Do Sangsoo y mi hermana mayor de 30 años Do Mingsoo. Ambos pensaban que me dedicaba a la economía en una pequeña empresa. No sabía por qué no les había dicho de mi verdadera profesión. Quizá fue porque no quería que pensaran que terminaría igual que mi madre; dentro de un ataúd a seis pies bajo tierra y con seis balas de salva en una maldita ceremonia militar ya que fue detective del cuerpo de policía.

Hacía dos años había estado infiltrado en un grupo de traficantes de personas junto a Baekhyun y ahí fue donde comenzamos un amorío. Con el tiempo y debido a nuestras profesiones decidimos mantenerlo oculto, también porque él prefería mantener su perfil de macho alfa, provocando que nuestra relación se fuera enfriando. Nos veíamos una o dos veces a la semana nada más si la situación lo permitía. Si nos pasábamos de tragos pues amanecíamos juntos, sino pues echábamos un polvo hasta saciarnos y él regresaba a su apartamento.

Precisamente anoche nos habíamos pasado; bebimos hasta la saciedad, tanto que tuvimos que apoyarnos uno del otro para llegar aquí y cuando habíamos comenzado nuestro más esperado momento pues se quedó dormido.

Eran las siete y treinta de la mañana y el olor a alcohol inundaba mi habitación. Me volteé encima de la cama para ver a Baekhyun a medio desvestir, con su espalda entera encima de la cama, la boca abierta y sus ronquidos eran tan fuertes que amenazaban con dejarme sordo.

—Baek, despierta—. Le dije medio apesadumbrado e intentando levantarme de la cama para ir a la ducha—. Levanta tu duro culo de mi cama y lárgate que estoy atrasado para ir a la oficina.

Lo vi mirarme de reojo a la vez que se comenzaba a levantar de mala gana.

Buscaba algo por toda la habitación hasta que encontró lo que parecía ser una de sus botas y comenzó a ponérsela. Aproveché la situación para entrar de una vez a la ducha y quitarme parte de la resaca. El agua caliente corría por mi cuerpo desnudo y eso me reconfortaba. Lo que no se calmaba era la fuerte erección que se comenzaba a formar en mi entrepierna. Mi pene duro recordaba el fallido intento del sexo oral que Baekhyun había comenzado y no había terminado la noche anterior. El maldito podía ser un hijo de puta en la oficina, pero en la cama era el mejor, follaba fuerte y sin contemplaciones. Iba directo al grano y eso me encendía. Su lengua era mágica, me llevaba al orgasmo cada vez que tocaba mi hoyo, pero anoche su estado de embriaguez lo había traicionado y por eso amanecí de mal humor esta mañana, pero nada que una buena masturbación no pudiera mejorar.

Con mi mano derecha comencé a tocarme el miembro de arriba hacia abajo lentamente mientras mi mano izquierda se posaba en mi entrepierna haciendo que el dedo corazón rozara levemente en la hendidura de mi hueco trasero. Aquello me excitaba de buena gana y con la ayuda del roce del agua caliente hacía que pequeños gemidos se escaparan de mi garganta. Mi mano derecha aceleró su frote en mi falo erguido y el dedo corazón de la otra penetraba en mi hueco una y otra vez debido al movimiento involuntario de mis caderas haciéndome llegar al éxtasis. El semen brotaba a borbotones de mi interior; una parte se pegaba en las paredes del cuarto de baño y los últimos trallazos caían al piso yéndose por el ducto de la ducha junto al agua caliente. Abrí la boca y fue cuando me di cuenta que el labio inferior me dolía. Lo había estado mordiendo inconscientemente para evitar gemir con fuerzas y mis vecinos del 708 no me oyeran. Las paredes eran finas y a veces se tornaba un poco insoportable vivir en ese apartamento.

Salí con rapidez del baño y a medio secar. Me vestí con la agilidad que había adquirido en la academia militar y salí a la calle buscando un taxi para ir a las oficinas de la agencia. Había dejado mi auto en el garaje del edificio porque sabía que la noche estaría cargada de alcohol y no me gusta conducir cuando bebo mucho.

Entro en el primer taxi que me para, le indico la dirección de una supuesta empresa de importación de cereales y de repente siento el tono de mensaje de mi celular. Como en efecto, ahí estaba, mi mejor amigo Xiumin. Rubio indeseable de boca sucia, maldecía a todos y sin tapujos hablaba lo primero que le venía a la mente; una mente superdotada haciéndolo el agente de tecnología informática mejor preparado de la agencia.

"Buenos días querido. Espero que tu tardanza sea debido a la salvaje noche que tuviste anoche con cierto agente hijo de puta."

Si, Xiumin al ser mi mejor amigo sabia lo de mis sesiones de sexo salvaje con Baekhyun, a quien, por cierto, no toleraba mucho. Además, su vida sexual estaba locamente abierta a toda la sociedad. En la agencia todos sabíamos que él era bisexual, aunque le gustara disfrutar más de las personas de su mismo sexo. Para Xiumin todos los novatos que entraban en la agencia eran gay o no habían salido del armario porque no habían pasado por sus manos. Pero sabía que podía confiar en él, su boca era una tumba en cuanto a las cosas personales ajenas se trataba. Además, había pasado años entrenando para una misión encubierto y poder finalmente salir de aquella "jaula infernal", como le gustaba a él llamar las oficinas encubiertas de la agencia.

Puse los ojos en blanco al leer su mensaje porque sabía bien que le encantaba hacerme enfadar. En los últimos tiempos ese se había convertido en su pasatiempo favorito. Divertido con la situación comencé a teclear rápidamente la respuesta que le iba a dar.

"Si no quieres que te muestre el olor de mi dedo corazón es mejor que me tengas un café negro, descremado y sin azúcar encima de mi mesa para mi llegada"

Daba lo que fuera para ver su cara de espanto al ver mi mensaje. Reí para mis adentros y cinco minutos después ya había llegado a mi destino. Le pagué al conductor y entré en el edificio como alma que huye del diablo. Allí estaba Xiumin, esperándome en la puerta con un recipiente cargado de café como él sabía que me gustaba.

—El capitán Park Chan-yeol está furioso como toro en celo. Más vale que tengas una excusa lista para cuando entres al salón de protocolo—. Lo oí decir mientras me entregaba el café y seguía mis pasos casi corriendo, ya que, aunque yo era de poca estatura, podía caminar bien rápido.

No le dije nada, solo me limité a asentir con la cabeza mientras mi rostro pasaba de agitado a preocupado porque sabía qué tan recto podía llegar a ser nuestro capitán y más aún cuando la reunión era para comenzar una nueva misión y yo sería el protagonista.

Esta misión era de esas que pondría mi nombre en el listado de los mejores agentes del país. En otras palabras, me consagraría como un héroe en Corea del Sur y quién sabe si podría pasar a dirigir mi propio departamento de agentes especiales. Esta sería la misión más importante de mi vida y nada podía salir mal.

Infiltrado [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora