Los días pasaban y Jongin no desaprovechaba ningún momento para hacerme el amor: en la cocina, en el baño durante la ducha, en la terraza del penthouse, en el sofá de la sala o en las escaleras. Cuando se trataba de imaginación para un momento caliente pues a Kim Jongin se le sobraba. Nunca le importaba si me negaba o si simplemente le decía que no solo con la idea de probar hasta qué punto era capaz de llegar, él solo me cogía más fuerte aun haciendo que mi cuerpo doliera más tarde. Con esto solo lograba que no se me ocurriera ninguna idea de convencer a Xiumin para no contarle nada al capitán porque por el momento mi cuerpo y mi mente estaban sincronizados. Por muy increíble que pareciera, ambos estaban fusionados en una sola esencia y lo único que deseaban era seguir disfrutando de los placeres que Jongin me estaba ofertando. Estaba siendo codicioso, si, pero ¿qué podía hacer si me estaba enamorando de él?
Yacíamos acostados y semidesnudos sobre uno de los inmensos sillones del salón principal después de una de esas intensas sesiones de sexo. Jongin acariciaba mi pelo dejando pequeños besos en mi frente mientras uno de mis dedos jugaba con su pezón derecho haciendo círculos desordenados alrededor de este.
—Me muero de hambre, Kai.
—Si sigues comiendo así en una semana más vas a engordar como un cerdo. —Respondió Kai haciéndome reír como era usual en esa última semana. Ya se había convertido en un hábito que después del sexo tuviéramos un buen snack esperando por nosotros en la cocina.
—Déjame ir a por un sándwich. Esta mañana dejé algunos preparados en la nevera. —Le dije mientras me separaba bruscamente de su cuerpo para ir a buscar la merienda.
—¿Me alcanzas uno? —Le oí decir mientras llegaba a la cocina. —Y una bebida energética, por favor. —Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al oír aquellas palabras mágicas. Durante el transcurso de la semana Jongin había dicho más ¨por favor¨ de las que podía oír en toda mi vida.
—Ni una bebida energética más Kim Jongin—le grité desde la cocina—, ¿o es que quieres acabar conmigo?
Luego de unos pocos minutos regresé a su lado con los dos sándwiches y un yogurt de fresa que sabía que le encantaba. Jugábamos y bromeábamos mientras comíamos a la vez que intercalábamos uno que otro beso, acompañado de miradas coquetas o toques en lugares de nuestros cuerpos que ya conocíamos y sabíamos lo que podía despertar.
—Do. —
—Hmmm. —Respondí con voz adormilada ya que después de la merienda habíamos terminado casi dormidos uno encima del otro. Ese sillón estaba a punto de convertirse en nuestro lugar favorito del penthouse.
—Te quiero llevar a una fiesta. —Mis ojos se abrieron como platos al oír aquella invitación.
—¿Una fiesta? —Levanté mi cabeza para que nuestros rostros quedaran uno frente al otro.—Si Do. Es una fiesta simple donde asistirán algunos invitados de honor. Nada lujoso. No tienes que decir que si ahora, solo piénsalo…si decides que no quieres ir al final, pues no me quedará de otra que quedarme contigo. —
¿En serio me estaba diciendo que se quedaría en casa conmigo si decidía no ir a esa fiesta?
¿No me llevaría a la fuerza si respondía negativamente a la invitación?—Está bien Kai. Quiero ir. —le sonreí y este solo gesto fue suficiente para que su rostro pasara de estar decaído a que una sonrisa lo iluminara por completo. Ya que había pasado una semana entera teniendo sexo sin parar con este hombre, quien al final de cuentas era el objetivo principal de mi misión y no había podido averiguar nada importante sobre su supuesta vida criminal, pues creí que infiltrarme en su círculo de amistades sería otro paso primordial para mí.
—¿En serio? —
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Infiltrado [KaiSoo]
FanfictionCuando pensabas que nada podía salir mal es cuando se complican las cosas. Do Kyungsoo se embarca en la misión más importante de su carrera; una misión que lo podría convertir en uno de los mejores agentes especiales de Corea del Sur, pero el amor l...