La primera semana en el penthouse de la capital fue demasiado aburrida. No salió nada interesante a la luz que fuera necesario reportarle al capitán. El primer día de trabajo, el mimado millonario me dio un pequeño pantalón corto por encima de las rodillas y varias camisetas de cuello con un estúpido logo que no entendí bien de que se trataba.
-Este será tu uniforme de trabajo-. Fue lo único que dijo.
Mi uniforme de trabajo, ja, que chistoso; en aquellos pantalones y con mi poca estatura parecía mas bien un niño disfrazado. La talla que el estúpido me había dado era tan pequeña que me apretaba en la entrepierna y a la vez hacía resaltar mis pompis. Me sentía un tonto, un payaso con aquel atuendo vulgar. Me había convertido en un maldito criado de cuarto que le llevaba el desayuno a la cama a las once de la mañana, le tenía que escoger el atuendo adecuado cuando salía a emborracharse con sus amigas y después ayudarlo a vestir. Una vez llegaba en la madrugada, era mi deber quitarle al menos los zapatos para que durmiera tranquilo y en calma, luego, quien no podía dormir era yo. En fin, nada interesante y ya esta situación me estaba agobiando.
No fue hasta el día número diez que me volvió a dirigir la palabra mientras le colocaba el desayuno sobre la mesa de la enorme terraza. El malcriado millonario estaba tirado encima de uno de los inmensos sofás con el torso completamente desnudo y unas gafas bien oscuras, aparentemente tomando el sol de la mañana.
-Kyungsoo, creo que deberías cogerte el día libre hoy. Has trabajado bien duro toda la semana.
-Señor, le agradezco mucho, pero me gusta lo que hago aquí -. Fue la respuesta que le pude dar sin mucho pensar. Si quería deshacerse de mi es porque esta noche estaba planeando algo y el capitán no me perdonaría que estuviera lejos, así que lo mejor era quedarme aquí.
-No seas tonto Kyungsoo, a nadie le atrae la idea de ser un criado de cuarto, a no ser que te guste verme semidesnudo.
Y ahí estaba de nuevo el arrogante millonario. No voy a negar que mis ojos agradecían cada vez que podían ver alguna parte de su torso desnudo; sus músculos estaban tan bien formados, incluyendo su abdomen cuadriculado y sus muslos parecían estar hechos de hierro puro. Cada vez que esa imagen llegaba a mis ojos me recordaba cuan interesante podía llegar a ser mi misión.
-¿Qué dice señor? -. Fue todo lo que dije mientras mi cara se calentaba. Pude jurar que se había puesto tan o más roja que un tomate.
Una risa estruendosa salió de su boca al oír mis palabras, lo que provocó que me avergonzará aún más. Mis manos comenzaron a temblar de repente y se podía sentir el repique de la taza de café con el platillo en el momento que la estaba colocando en la mesa.
-No tienes nada de que avergonzarte Kyungsoo-. Continuó diciendo. -Actualmente eso no le interesa a nadie y para demostrarte que estoy bien contigo te invito esta noche a darnos unos tragos. Soy cliente VIP del club del centro, la pasarás genial ahí. Creo que una noche libre te hará muy bien.
¿Tan evidente era mi homosexualidad? ¿O mis compañeros agentes eran bien tontos que no se habían dado cuenta o eran respetuosos y habían decidido dejar pasar ese tema por alto? No creo que la segunda opción fuera mucho de su tipo.
-Señor, no tengo ni siquiera una muda de ropa adecuada para un lugar...
-No se hable más -. Me interrumpió. -Ya tengo tu talla, mandaré comprar algo adecuado para ti. Esta noche serás mi amigo, no mi criado-. Terminó diciendo entre risas.
Sin más que decir me retiré al interior del penthouse. El resto del día lo pasé pensando en la noche; tenía que estar cerca de mi objetivo toda la noche. Quizá se iba a reunir con algún potencial cliente y yo debía estar ahí. No lo podía perder de vista en ningún momento.
Al llegar la noche decidí acercarme a su habitación. Luego de tocar tres veces como de costumbre sentí su voz diciéndome que entrara. Una vez dentro, lo que vi me dejó helado y sin habla. Jongin parecía acabado de salir del baño; su pelo negro aún goteaba agua. Tenía el torso descubierto como de costumbre y una enorme toalla negra le cubría desde la cintura hasta los tobillos. Su bronceado de la mañana se podía ver claramente y era un color tan bello que desde que vi su rostro en la conferencia del capitán me llamó la atención. La piel canela de aquel criminal hacía que me encendiera por dentro. No sé qué demonios me sucedía cuando veía a este hombre, él era mi objetivo, mi misión, no alguien que podía tomar como amante.
-Ahí está de nuevo ese rubor en tu cara. Si te conociera mejor juraría que te gusta lo que ves.
-No señor, le ruego que me disculpe. Solo vine para informarle que deberé declinar su oferta-. ¿Declinar, qué rayos me sucedía? Mi objetivo era ir a ese club con él, no declinar su oferta, pero cada vez que lo tenía cerca mi cerebro no podía funcionar bien.
-Hoy es tu día libre Kyungsoo, no tienes que llamarme señor-. Se encaminó a su armario y agarró una percha donde se podía ver solo una etiqueta de Louis Vuitton ya que el resto estaba cubierto por una incipiente cubierta oscura. -Mandé comprar esto para ti, creo que es la talla correcta.
Un atuendo de Luis Vuitton, demonios ¿cuánto habrá costado esto para que yo lo vistiera una sola vez en la vida? Alargué la mano para sostener la percha y en ese mismo instante las yemas de mis dedos rozaron con su mano. Esta simple y fútil acción fue suficiente para que mis nervios comenzaran a aflorar de nuevo. Me dirigí hacia la puerta con pasos agigantados cuando volví a oír su voz.
-Ah, esta noche no tienes que llamarme señor.
-¿Y cómo debería llamarlo? -. Pregunté sin siquiera darme la vuelta ya que no quería volver a mirarle al rostro.
-Kai, mis amigos me llaman Kai.

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Infiltrado [KaiSoo]
FanfictionCuando pensabas que nada podía salir mal es cuando se complican las cosas. Do Kyungsoo se embarca en la misión más importante de su carrera; una misión que lo podría convertir en uno de los mejores agentes especiales de Corea del Sur, pero el amor l...