Al amanecer del siguiente día pude sentir una dura erección acercándose a mis nalgas. Se sentía tan bien y tan caliente que en mi momento de somnolencia no pensaba en más nada que no fuera el duro falo que se acercaba a mi entrada.
Sentí unos dientes morder mi cuello, lo que me hizo despertar de una vez dejando escapar un leve grito.—¡Mierda! Eres un maldito animal rabioso. —
Y ahí apareció, jadeando del nerviosismo en la puerta de mi cuarto hizo su aparición Xiumin, empuñando una Colt de 125 milímetros, con capacidad de 7 cartuchos.
—Carajo, pensé que te había sucedido algo. — Espeta el rubio con su cochina boca mientras se tapaba los ojos para no ver la obscenidad de aquella escena.
—Xiumin, ¿qué haces aquí? ¿cómo lograste entrar? — Pregunté asombrado y tratando de cubrirme un poco mientras Kai hacía lo mismo.
—La puerta principal está hecha añicos, tal parece que un búfalo entró aquí destrozándola y me asusté tanto Kyungsoo.
—Sí, exactamente fue una bestia. — Digo entre risas mientras miro a Kai de reojo quien estaba atónito, sin decir nada. —Por favor, ¿puedes esperar en la sala mientras nos vestimos?
Mi amigo salió de la habitación sin decir nada, solo asintiendo con la cabeza. Supuse que no tenía más palabras que decir, pero si preguntas por hacer. Esta situación, de por sí, ya era bastante incómoda.
Salimos de la cama y justo como habíamos terminado la noche anterior estábamos completamente desnudos. Kai buscó por el piso su ropa y se vistió de repente. En cambio, yo busqué en mi armario un pijama a cuadros que me había regalado mi hermana en uno de mis cumpleaños. Me quedaba horriblemente mal, pero en este momento no podía pensar en otra cosa.
Sentía extraño el silencio de aquel hombre que estaba en la habitación. Usualmente era de estas personas que no paraban de hablar, o de dar órdenes, porque el Señor Jongin solo sabía dar órdenes.
Salimos a la sala y ahí estaba mi compañero de misión con una taza de café entre sus manos y su vista perdida en el horrible cuadro que guindaba en la pared del frente.
—Xiumin... Xiumin. — No respondía.
Estaba perdido en sus pensamientos. Estaba seguro que me llevaría una buena reprimenda de mi amigo. "Que si no podía mezclar el placer, con el deber, que si no podía tener sexo con mi objetivo de la misión ya que eso podía descubrir nuestra tapadera, que si blah blah blah."
Luego de pasar mi mano varias veces por su rostro y chasquear mis dedos entonces mi amigo reaccionó.
—Kim Minseok. —
—Uhm, si si, aquí estoy. Ehm, hice café...para los dos. — Estas últimas palabras las dijo con un hilillo de voz que casi me costó trabajo de entender.
Miré a Kai quien aún estaba parado en el medio de la habitación un poco desorientado.
—Yo debo irme. —Dice un poco nervioso. —Te quiero en una hora en el penthouse, recuerda que no acepto desobediencias. —Y sin más que añadir a aquellas palabras nos dio la espalda y salió por la puerta.
"¡Bastardo insolente! ¿Cómo te vas así, sin más nada que decir y tratándome como un empleado tuyo después de lo que sucedió anoche?"
—La has cagado. — gritó el rubio bocazas. —Cuando el capitán se entere nos mata, nos pica en trocitos, nos muele, se hace hamburguesas con nosotros, nos fríe y luego nos come con papas y kétchup.
—No.— Respondí alarmado. —El capitán no puede saber esto. Ni tú le dirás, nada ni yo tampoco. Al menos no por ahora.
—¿Y qué esperas que haga con una información como esta Kyungsoo? —Preguntó mi amigo mientras se levantaba del sillón y comenzaba a caminar como loco. —¿Me la trago y hago como si nada?
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Infiltrado [KaiSoo]
Fiksi PenggemarCuando pensabas que nada podía salir mal es cuando se complican las cosas. Do Kyungsoo se embarca en la misión más importante de su carrera; una misión que lo podría convertir en uno de los mejores agentes especiales de Corea del Sur, pero el amor l...