-Altagracia ¿estás durmiendo aún con este cabrón?...¡Contéstame Altagracia!
-No José Luis, él se está quedando en mi casa, pero duerme en otra habitación.
-¿Qué? ¿En tu casa? ¡Cabrón!- está furioso y se le nota.
-Mi amor, ya, tú mismo me dijiste que no era bueno hacerlo enojar, que era un peligro- le toma la mano sobre la mesa.
-Lo sé, lo sé, vamos a tener que poner cuidado, no quiero que te haga daño.
-Yo no quiero ya nada con él, pero no sé cómo alejarlo sin que haga algo contra mí, contra ti o la empresa.
-Vamos a tener que seguir con esa farsa- suspira- pero no permitas que te toque de más Altagracia.
-Te lo prometo, y tú igual pórtate bien…-lo mira como queriendo advertirle lo que pasaría si él la engaña.
-Mujer, yo no quiero nada con ninguna otra mujer, no hay ninguna como tú- se acerca y besa sus labios.
-Mmm eso espero- lo mira- De todas maneras de mí no debes preocuparte. Confía en mí. Se que es difícil por toda nuestra historia, pero estoy contigo y eso no va a cambiar.
-Esta bien, voy a confiar, pero no me pidas que no me moleste si veo que se acerca de más- toma su mano- tu piel, tus labios, tu corazón, es solo mío.
-Que posesivo- ríe- pero me encanta que seas así- lo besa- La Doña no es de nadie, pero tu podrías llegar a ser una excepción…
-Ah ¿si?- ríen- ¿podría llegar a serlo? o ¿ya lo soy?
-Mmm...voy a pensarlo- ríe.
Ambos disfrutan de ese almuerzo. A pesar de haber estado apunto de echarse a perder, lograron dejar pasar lo negativo y seguir gozando de esa comida. Cuando terminan de comer, deciden retirarse para volver a la empresa. Tenían mucho trabajo aún por hacer y no podían perder el tiempo. Cuando llegan suben por el elevador y José Luis aprovecha para acariciarla un poco más. La deseaba demasiado, le encantaba su olor, su cuerpo y le costaba resistirse a los encantos de la Doña.
-José Luis, aquí no, nos pueden ver- dice riendo.
-Ese que no puedo aguantar estar a solas contigo y no poder tocarte Altagracia- le besa el cuello mientras con sus manos aprieta su trasero.
De pronto las puertas del elevador comienzan a abrirse y se separan rápidamente. Ambos se dirigen a la oficina de Altagracia, ella se sienta en su escritorio y él se sienta frente a ella.
-Altagracia, necesito que pongamos límites- le dice mientras se sienta.
-¿Límites? ¿A qué te refieres?
-Si, entre tú y el italiano ese- la mira fijamente a los ojos.
-A ver, dime cuales son tus límites…
-Acepto que por el bienestar nuestro y de la empresa ustedes tengan una especie de "relación", pero no permitas más que unos besos, y tampoco quiero que se besen mucho.
-Justo tenía ganas de darle una noche de pasión hoy- le dice riendo.
-No lo digas ni en broma, no quiero que te toque Altagracia.
-Ya amor, tranquilo, yo no permitiré que me toque de más.
-Y mandaré a mis guaruras para que te cuiden en casa.
-José Luis yo tengo quienes me cuiden, no necesito de tus guaruras.
-Lo sé, pero quiero que estés bien protegida.
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Bite me
RomanceLuego de haberse vengado de los familiares de los Monkeys y de Braulio por la muerte de Mónica, Altagracia y León se separan definitivamente. Ella queda a cargo de la constructora, mientras José Luis por su lado desaparece de la vida de todos. Sin e...