Capítulo 2: Provocaciones

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Altagracia llama a Cisco y le pide que vaya rápidamente a su departamento. Él llega en pocos minutos, y en cuando le abre la puerta lo besa apasionadamente. Necesitaba borrar de su cabeza a José Luis. El se sorprende al ver cómo ella se entrega, pero le gusta y le permite continuar sin cuestionarla. Y sin más, le comienza a quitar la camisa que llevaba puesta dejándolo a torso desnudo. El por su parte le quita la bata que llevaba sobre su ropa interior y pasa sus manos por el tonificado cuerpo de la Doña disfrutando de cada parte de él.

-Es el mejor recibimiento que me has dado mi amor- le dice sin dejar de acariciarla.

-Cállate y vamos a mi recamara- le impone queriendo dejar de escuchar su voz.

Lo toma de la mano y lo conduce hacia su cuarto. Ya ahí lo lanza sobre la cama y se quita el sostén frente a él. Cisco la mira atónito. Altagracia sabía cuánto le gustaba verla desnuda. Se sube sobre él y comienza a besarlo. Los besos son profundos, apasionados, desesperados. No entendía qué le pasaba, normalmente no era así con él, pero necesitaba sacarse a José Luis de la cabeza. Cisco como puede se quita los pantalones y el bóxer para luego girarse quedando sobre ella. Comienza un recorrido de besos por su cuerpo hasta llegar a su zona pélvica. Mientras lo hace Altagracia no puede dejar de recordar cuando José Luis le hacía lo mismo. ¡Altagracia concéntrate! Se dice una y otra vez. Cuando el muchacho quita finalmente sus bragas le dice:

-Te necesito adentro- su respiración está agitada y no puede creer lo que le dijo.

-Como usted mande mi Doña- dice completamente entregado a la situación.

Se acomoda sobre ella e introduce su miembro lentamente. Ella arquea su espalda y solo se deja llevar. Él intenta besarla nuevamente, pero no se lo permite, ella solo quiere que le dé placer. La Doña siente como sus embestidas lentamente provocarán que en cualquier momento estalle. 

-Más rápido José Luis- le implora sin percatarse de lo que acaban de pronunciar sus labios.

-¿José Luis?- le dice saliéndose de ella- ¿Cómo que José Luis Altagracia?

Ella solo lo mira y no sabe qué decirle. La verdad es que Altagracia igual se sorprendió al darse cuenta de lo que le dijo. No podía creer que había nombrado a José Luis mientras tenía a otro hombre dentro de ella. 

Cisco al no ver respuesta se levanta de la cama, se viste rápidamente y se va furioso dando un portazo. 

Ella se queda sobre la cama anonadada, sin saber qué pensar, qué decir. José Luis había vuelto poniendo todo su mundo al revés. Tenía que olvidarlo, sacarlo de su mente. 

Nuevamente decide ponerle fin a ese día tomando una píldora para dormir. Solo quería olvidar.

La noche pasa rápidamente sin darle la oportunidad de descansar. Sigue su rutina de cada mañana y se dirige a la oficina esperando no tener que ver a José Luis, pero al llegar ve que nuevamente se encuentra esperándola. 

-Altagracia, que bueno que llegaste. Necesito que me firmes estos documentos- le acerca una carpeta.

-¿Qué es esto?

-No es nada malo. Tranquila- sonríe- es la autorización para la compra de los materiales, pero tómate un tiempo para leerlas, si no confías en mí.

-Esta bien, dame un momento- ella se apoya en el escritorio, pero siente su mirada sobre ella- ¿Qué pasa José Luis? 

-¿Por qué lo preguntas?

-Me estás mirando ¿Pasa algo?- levanta la mirada.

-Solo miro lo que alguna vez fue mío.

-No seas ridículo José Luis- lanza una carcajada- yo no tengo dueño, nunca lo tuve, y nunca lo tendré.

Bite meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora