Capítulo 1: Una aparición

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-¿Me puedo quedar contigo esta noche?- pregunta con determinación.

-¿Crees que mi casa es un hotel de paso?- le dice con tono firme- Olvídalo Cisco, solo viniste a calentar mi cama, nada más que eso. Mételo bien en tu cabeza- se levanta de la cama.

-Pero Altagracia, entiende que te amo, no me apartes de tu lado- dice siguiéndola por la recamara.

-¡Que no te digo!- se gira a mirarlo- Ahora ya vete, me estas cansando, además tienes que trabajar temprano. No creas que porque te acuestas conmigo no vas a cumplir tus obligaciones. Yo sigo siendo la Doña para ti.

-Altagracia, lo sé, pero déjame tenerte cerca- la agarra firmemente de la cintura-

-¡MATAMOROS!- grita Altagracia empujándolo.

-Mi Doña ¿Qué necesita?- llega agitado y su mirada se va directo hacia Cisco- ya veo...¡Vámonos!- dice tomando fuertemente a Cisco del brazo.

Una vez que lo saca de su departamento, Altagracia lo mira y él sabe que necesita de su leal amigo. Se acerca a ella y la abraza. No puedo creer que estuve a punto de perder al hombre más leal de este mundo. En ese abrazo se le caen unas lágrimas y él la sienta en el sofá.

-Doña, ¿Cisco le hizo algo?- le pregunta preocupado.

-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames Doña cuando estemos solos?- le sonríe levemente.

-Lo siento mi Doña...perdón, Altagracia- la mira con una sonrisa- pero dígame, ¿le hizo algo?

-No mi Matamoros, el no me ha hecho nada malo, la que hace las cosas mal aquí soy yo- se toca la cabeza.

-¿Por qué lo dice?- se levanta y le sirve un poco de tequila a su amiga.

-Por todo, dejé que todo se fuera al carajo, y ahora juego con un niño, un niño que no tiene culpa de nada, y me desquito con él- toma un sorbo de su trago- No me gusta tener que actuar como la Doña...

-Entonces no lo hagas Altagracia, eso te hace daño, y las cosas han cambiado.

-No puedo Matamoros, no puedo...No me puedo mostrar débil, tengo que proteger a Regina, a mi sobrina, a mi constructora. José Luis la dejó tirada con muchas deudas.

-Entonces a continuar mi Doña...Altagracia. Usted sabe que siempre va a tener a su Matamoros para cuidarla- le sonríe- Hace falta más que unos dedos menos o un disparo para sacarme de su lado.

-Gracias por ser tan buen amigo- lo abraza.- Doy gracias a Dios por tenerte aún conmigo.

Luego de esa conversación Altagracia toma una pastilla para dormir. Con tanta cosa pasando por su cabeza se le hacía imposible conciliar el suelo y rogaba que esa pastilla le hiciera efecto.

A la mañana siguiente se despertó con el sonido de la alarma. Todo lo demás está en silencio. Se levantó, fue hacia la ducha y dejó que el agua caliente corriera por su cuerpo. Mientras el agua toca su tersa piel no puede dejar de pensar en todo lo que le ha ocurrido este tiempo. La muerte de su hija, como destrozó al infeliz que la mató, casi pierde a Matamoros, su relación con León, su "relación" con Cisco, José Luis...

-No se ni porqué lo nombro, él ya no está en mi vida. Lo único que nos une es la empresa, empresa que por cierto dejó abandonada. Tuve que hacerme cargo de todo, saldar deudas, y ahora está creciendo nuevamente, todo gracias a mi.

Finalmente sale de la ducha y termina de arreglarse. Matamoros la lleva como siempre a la constructora. Cuando llega nota a todo el mundo extraño, parecen asustados, pero no les presta mucha atención y sube a su oficina. Al llegar nota que la silla de su escritorio está girada hacia la pared, por lo que se acerca, pero cuando da unos pasos esta se gira hacia ella y se sorprende al ver en ella a José Luis.

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